Sueldos municipales: «Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago»

Por Adrián FreijoEl fracaso de la negociación paritaria  vuelve a poner en el tapete la cuestión del costo del municipio local, pero esta vez desnuda una realidad que pocas veces se admite.

Sostiene  el viejo dicho que «todo es según el color del cristal con que se mira». Y pocas veces resulta tan aplicable como en el caso que hoy nos motiva.

El fracaso de la negociación paritaria en el municipio, que ya ha costado dos paros y tiene otro anunciado para la próxima semana, no pasaría de ser uno más de los muchos conflictos que atraviesan un país en el que los salarios rara vez logran derrotar a la inflación. Es difícil, por no decir imposible, que los trabajadores argentinos puedan quedar alguna vez satisfechos, cuando observan que sus ingresos son devorados por el crecimiento de los precios y que solo les queda la exigua expectativa de, al menos, terminar con un empate la contienda.

Pero en este caso debe servir para que reflexionemos sobra la insostenible desproporción que existe entre los salarios de los funcionarios políticos y el que llega al bolsillo del trabajador de a pie.

¿Sabe el lector que la planta política dependiente del Ejecutivo municipal le cuesta a la ciudad la friolera de $ 24.452.264, 90 mensuales?, lo que representa una suma de $ 317.879.443, 70 anuales….

¿Sabía que un Secretario comunal cobra  $ 330.760, 35 cada 30 días?…

¿Qué un Director General político, de los que hay en la actualidad 61 y todos ellos ubicados en áreas en las que ya existen directores de carrera que son los que realmente llevan adelante la dependencia, se embolsa mes a mes la cifra de $183,755, 75?…

¿Qué el nuevo invento de los directores coordinadores, eufemismo para esconder la necesidad de pagar acuerdos y favores políticos y que hoy son 24, tienen un ingreso mensual de $ 91.877,80?…

¿Qué cada Delegado Municipal cobra por su trabajo $253.258,05 cada fin de mes?…

Todos salarios que hoy es difícil encontrar en la actividad privada y para los que deberíamos estar hablando de personas preparadas, profesionales específicos y con aquilatada experiencia y eficiencia en áreas de conducción. ¿Cree el lector que es el caso del que hablamos?…permítame dudarlo.

Pero ocurre que en esta «empresa» -en la que sus conductores cobran aunque los resultados de gestión sean desastrosos- un trabajador inicial se lleva al bolsillo la impactante suma de $38.000. Que solo se incrementará con la antigüedad. la especificidad de tareas y muchas otras cuestiones que están vinculadas a su eficiencia y contracción al trabajo y no al dedo selector del poder de turno.

Irónicamente la mirada enojada de la gente suele posarse en los habitantes del Concejo Deliberante que cobran sumas infinitamente menores a las de los funcionarios del área ejecutiva. Pero ello no deja de ser una distorsión más de una realidad que es bueno que salga a la luz.

Tal vez por eso al momento de discutir un aumento cuesta tanto ponerse de acuerdo. ¿Cree el lector que quien gana los salarios que aquí citamos tiene alguna urgencia en llegar a una recomposición?. En muchos de los casos un aumento del 31%, como propone el Ejecutivo, supera los $100.000 mensuales.

Y semejante disparate permite que la oferta que se le realice al trabajador sea en tramos…con una última estación de la recomposición en febrero de 2022. Casi una burla en un país que, con mucha suerte, llegará a fin de este año con una inflación que rondará el 40%…

La sociedad tiene la tendencia de proyectar en el trabajador del sector público el hartazgo que todos tenemos por los sucesivos fracasos de la dirigencia política y la decadencia sostenida a la que nos han condenado. Por eso es bueno que todos sepamos la inaceptable disparidad entre lo que ganan los unos y los otros.

Salimos de un tiempo de emergencia en el que los trabajadores municipales estuvieron -con una carencia dramática de instrumentos para afrontar lo que estaba ocurriendo- parados al pie del cañón y manteniendo los servicios básicos como si nada estuviese ocurriendo. Y como todos los trabajadores argentinos, sin excepción alguna, recibieron el agradecimiento de una palmadita en la espalda, algún aplauso o discurso de ocasión y la permanente advocación al difícil momento cada vez que pretendieron un reconocimiento salarial.

Y no basta que desde la conducción política se insista en que los funcionarios «donan» cada mes el 20% de sus salarios. Nadie sabe a quien se lo donan, no se rinde cuenta de ello y en última instancia, con semejantes sueldos…¿no es lo menos que pueden hacer?.

Tampoco se trata de que haya de por medio un pedido desmedido de los municipales. Están solicitando un 36% y solo insisten en que los tramos del aumento sean más cortos; concretamente de aquí a octubre.

Algo está al revés en General Pueyrredón, pero no nos engañemos: lo mismo ocurre en toda la Argentina. La política se queda con la parte del león y el laburante ya no sabe que hacer para que se valore su esfuerzo y se respete esa jerarquía moral que representa el trabajo humano. 

Mientras se empuja a la sociedad a señalar con el dedo al responsable equivocado.

A buen entendedor…