Redacción – Pese al escándalo en algún balneario y algunas denuncias por violaciones de las medidas de distanciamiento en playas de la ciudad, el balance general permite ser optimistas sobre lo que viene.
Más de 100.000 personas llegaron a la ciudad durante este fin de semana largo y ello supone una buena noticia de doble vía: en primer lugar porque indica que son muchos los argentinos que pese a todo piensan en vacacionar y en segundo término porque sobre un total de 500.000 compatriotas que salieron a las rutas en estas jornadas el 20% eligió Mar del Plata como destino.
Y esto, como anticipo de la temporada que habitualmente estalla después del 1 de enero, es una señal que mueve al optimismo y al buen cálculo en momentos tan complicados y en los que para muchos comerciantes locales un buen verano significa la diferencia entre subsistir o quedar definitivamente al costado del camino.
Y si un valor agregado dejan estas buenas noticias es seguramente el que tiene que ver con el control que las autoridades realizaron en estos días y, lo más importante, la responsabilidad individual de la gran mayoría de los residentes y turistas que salieron a las calles y se acercaron a las playas para disfrutar de un clima casi perfecto que fue un vehículo perfecto para medir lo que pueden llegar a ser los días de calor durante el resto del verano.
Impecable el funcionamiento en los balnearios privados, buen cumplimiento y control en las playas públicas y un interesante rendimiento de esa nueva experiencia bautizada como «corredores gastronómicos» que promete ser muy adecuada para lo que viene.
Es verdad que hubo excesos y también que la prensa, como es su obligación le pese a quien le pese, los puso en el centro de la escena. Pero también lo es que la respuesta de las autoridades fue tan tajante como severa y ello seguramente servirá de elemento disuasivo para quienes suponían que no iba a ser complicado violar lo dispuesto y sacar con ello un beneficio económico.
No va a ser fácil y el esfuerzo al que se verá sometida la estructura del estado -en todas sus jurisdicciones- va a ser de tal magnitud que se presentan lógicas dudas acerca de la capacidad de respuesta en un período desgastante de más de dos meses. Pero la idea del control es la correcta y tal vez, avanzada la temporada, los «vivillos» vean que las cosas no les son fáciles, los castigos tienen una magnitud acorde con la violación de la seguridad sanitaria y el negocio del desorden puede terminar en una ecuación negativa: perder la habilitación de un local, pagar una multa millonaria e inclusive pasar algunos días a la sombra no parecen cosas que justifiquen sacra los pies del plato.
Máxime cuando quedó demostrado que la gente ha perdido el miedo a denunciar y no hesita en tomar su teléfono y dar aviso a las autoridades de cualquier exceso que se produzca. Tenía que llegar una pandemia para que los argentinos entendiéramos que señalar a los antisociales no es un acto de «buchonería» sino el derecho de la sociedad a cuidar sus normas de convivencia. Bienvenido sea…
Una buena experiencia inaugural, una perfecta coordinación entre la gente y sus autoridades y un paso adelante para creer que, aún con dificultades, la temporada puede ser mejor de lo que se esperaba.
Y no para algunos, sin para el conjunto de los marplatenses y de quienes nos visitan.
Prueba aprobada…