Es la segunda mujer que ocupa el cargo, después de la también conservadora Margaret Thatcher. Deberá negociar la salida de Reino Unido de la UE, minimizando su impacto económico.
Habrá de redefinir el lugar del país en el mundo, sus alianzas comerciales y estratégicas, su política migratoria, su propia realidad territorial. Y tendrá que diseñar su propio legado político que, como avanzó ayer en su primer discurso ante el 10 de Downing Street, pasa por unir al país y combatir la “ardiente injusticia” de la sociedad británica.
Dos comitivas se cruzaban a media tarde a las puertas del palacio de Buckingham. David Cameron, acompañado de su esposa y sus tres hijos, salía de palacio tras presentar su dimisión a la reina, y entraba Theresa May de la mano de su marido. Hacia las 18.30, hora peninsular española, la nonagenaria Isabel II cumplía con el trámite por décimotercera vez en su reinado. Preguntaba a Theresa May si estaba en disposición de formar Gobierno y, ante la respuesta afirmativa de esta, confirmaba a May, de 59 años, como primera ministra británica.
El enigma ha acompañado a May hasta Downing Street. Lo que se ve, dicen quienes han trabajado con ella, es lo que hay. Una mujer seria y eficiente, poco amiga de las intrigas políticas. “Simplemente me pongo a trabajar en lo que tengo delante”, dijo ella misma.
Su discurso estuvo lejos de los cánones conservadores. Lo podría haber firmado, por ejemplo, Tony Blair hace 20 años. Recordó que el nombre completo de la formación que dirige desde el martes es Partido Conservador y Unionista. “Eso significa que creemos en una unión no solo de las naciones que forman Reino Unido sino de todos nuestros ciudadanos”, aclaró.
Su misión será, dijo, “hacer que Reino Unido funcione para todos”. Habló directamente, utilizando la segunda persona, “a las familias trabajadoras”. “Sé que trabajáis el día entero, sé que hacéis lo que podéis y que la vida a veces puede ser una dura lucha. El Gobierno que yo dirija no estará guiado por los intereses de unos pocos privilegiados sino por los vuestros. Haremos todo lo que podamos para daros más control sobre vuestras vidas”, aseguró.
Theresa May abordó el gran reto que tiene ante sí Reino Unido. “Vivimos en momento importante en la historia del país y sé que estaremos a la altura del reto”, dijo. “Mientras abandonamos la Unión Europea, forjaremos nuestro nuevo, audaz y positivo, lugar en el mundo”, aseguró.
La primera ministra tendrá ocasión de recordar la famosa frase de su antecesor en el cargo, Winston Churchill, que dijo que en el Parlamento, mientras la oposición ocupa la bancada de enfrente, “el enemigo se sienta detrás”. Hasta que el Partido Laborista resuelva el monumental entuerto en el que le ha sumido su segunda lucha por el liderazgo en menos de un año, May hará bien en preocuparse más de su propio partido que de la oposición laborista. Y de las corrientes populistas que desafían a la política tradicional a uno y otro lado del Atlántico.
La liturgia de este miércoles acompañada de la exhibición de unidad proporciona a May, la segunda persona de mayor edad que asume las riendas del país, un día que nunca olvidará. Un recuerdo al que recurrir en los duros tiempos que, sin duda, tiene por delante.