Kicillof y Larreta apuran la llegada de la vacuna generada en China y piden que la ANMAT autorice colocarla a mayores de 60 años, pero Vizzotti reconoce no tener idea de cuando estará en el país.
La ministra de Salud Carla Vizzotti admitió problemas en la recepción de las vacunas y explicó que deben llegar 3 millones de dosis más de Sinopharm. «Las vacunas Sinopharm están en China. Lo que se anunció es que se había firmado un contrato, después hacen falta una serie de papeles de los estados y una operación logística para poder traerlas», señaló.
«Si se anuncian vacunas que no llegan se produce una situación que es contraproducente para todos», dijo cuando la consultaron por la posible llegada de vacunas provenientes de Rusia. Desde el gobierno había deslizado a principios de marzo que comenzarían a recibir 600 mil dosis por semana, algo que hasta ahora no ocurrió.
En tanto Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof buscan presionar a la Anmat para que apruebe cuanto antes la vacuna Sinopharm para mayores de 60 años.
«Hay países que aplican vacunas a mayores de 60 sin reportes de efectos adversos graves», dijo esta mañana Enio García, jefe de asesores del ministerio de Salud de la provincia. Y agregó: «Creemos que hay evidencia suficiente en el mundo para que el Anmat pueda aprobar cuanto antes y vacunar a mayores con Sinopharm».
Desde la Ciudad no lo afirman frente a los micrófonos, pero lo admiten en privado y reconocen que la autorización de la Anmat es la única salvación para reactivar el plan de vacunación en un distrito con un número enorme de ciudadanos con más de 60 años.
Sucede que sin aprobar esa vacuna para adultos mayores, el millón de dosis de Sinopharm que llegó en febrero llevó a un giro en el plan de vacunación. Se avanzó con personal de salud, docentes y fuerzas de seguridad. En la provincia de Buenos Aires se avanza incluso con docentes universitarios jóvenes y sin enfermedades preexistentes que no van a dar clases presenciales durante el año.
Todo muy desprolijo, ganado por la improvisación y con una única verdad que, diría Aristóteles, marca la realidad: las vacunas chinas son, por ahora, un cuento idem.