Trump: la división electoral favorece ahora a Argentina

 RedacciónEl escenario en EEUU muestra a un gobierno que deberá negociar cosas que hasta ahora imponía en forma unilateral. Sin embargo para Argentina asoma una oportunidad.

Puertas adentro el control del Senado representará para Trump un escenario positivo. La cultura política de los EEUU convierte a la Cámara Alta en el centro de las negociaciones  para la implementación de todas las medidas, no siempre populares, que son la columna vertebral del pensamiento del excéntrico mandatario.

Pero nada de ello será posible si no tiene en cuenta de ahora en más lo que ocurra en la Cámara de Representantes (el equivalente a la de Diputados en el país), que aún menos tenida en cuenta podrá trabar todas las iniciativas que lleguen desde el Ejecutivo. Y que será de aquí en más el ariete electoral de los demócratas en su estrategia destinada a limar el avance de las ideas del mandatario.

No es casual entonces que, a pocas horas de la dividida elección, Trump haya anunciado que acortará su estadía en nuestro país en la reunión del G20 y que asistirá en cambio a la asunción de López Obrador en México.

Pero al mismo tiempo hizo trascender que levantará las sanciones que impedían a nuestro país exportar bio diesel a su país, lo que supone no solo un interesante crecimiento en el ingreso de dólares reales a nuestra exportaciones sino la consolidación de un mercado que supondrá dos vías de mutuo interés: la consolidación de un nuevo mercado y la interrupción de un flujo exportable que ahora tenía a China como objetivo principal.

Pero ambas decisiones dejan un mensaje que debe leerse con la entrelínea que siempre existe en toda jugada diplomática: el esfuerzo que EEUU hará de aquí en más por fortalecer la relación con dos socios estratégicos como Argentina y México.

En el caso de sus vecinos no puede extrañar; el presidente y sus asesores han sabido leer el efecto que esta vez tuvo en sus votantes una política migratoria que ha sido al menos errática. Ni cumplió con sus amenazas de campaña ni generó un escenario previsible que pueda servir para marcar reglas de juego claras.

Con respecto a la Argentina el levantamiento de sanciones deja un claro mensaje que no podemos desaprovechar: Trump no está convencido que el recién arribado gobierno de Bolsonaro garantice al suyo el aliado estratégico que Brasil supo ser desde los 70 en adelante. Y por eso se propone mantener con Argentina las mejores relaciones posibles; confía en Macri mucho más que en su electo colega de la región.

Trump ha sido el garante de nuestro país en la negociación con el FMI pero históricamente no cree que el organismo lleve adelante políticas inteligentes. Y ha dispuesto que la FED monitore el acuerdo y apoye a la Argentina en todo lo que sea menester.

Pero estos avances en la relación con el «patio trasero» deberán concretarse antes de que se sienten en sus bancas los nuevos representantes. Luego todo deberá discutirse y es sabido que los demócratas, más allá del discurso, nunca prestaron atención a América Latina salvo en tiempos en los que John Fitzgerald Kennedy pergeñó la nonata Alianza Para el Progreso, aquella que los de su propio partido demolieron luego sin piedad.

Se abre así un escenario de mucho interés y de variadas oportunidades que deberá tener la contrapartida de una inteligente acción diplomática que, al menos por ahora, no aparece muy clara en el horizonte.

Pero ese es otro tema…