«UMA CAIXA DE CORREIO EM UMA RUA»

«Un buzón en una esquina» sería la traducción del título, y así está Brasil por estas horas. Nadie cree en una solución y los principales socios buscan huir de las consecuencias de la explosión.

Macri se fue de China dejando un mensaje que en las actuales circunstancias suena a un verdadero S.O.S. Hablando a los empresarios, ya con un pie en el avión que lo depositaría en Japón, le dijo que «el momento es ahora» y que los espera para participar en licitaciones o inversiones directas.

Seguramente enterado del efecto devastador que en los mercados locales tuvo la nada sorpresiva explosión de la crisis política brasilera, el presidente considera que ha llegado el momento de acelerar un acuerdo estratégico con Pekín -y en menor medida con Tokyo- para conseguir que los daños por la imparable caída del vecino, y mayor socio, sean al menos fuertemente «colaterales».

No sufrirlos es imposible; suavizarlos es otra cosa, aunque no en el corto plazo. Ojalá el apuro no sea mal consejero y lo que se avance en esta nueva alianza estratégica no termine teniendo sabor a bandera de remate. ¿Se entiende?…claro que si.

Pero no es el único grito de «abandonen el barco» que se escucha. A pesar de sus bravuconadas de hace pocos meses, Donald Trump ordenó esta misma tarde acelerar el cierre de los nuevos Tratados de Libre Comercio con Canadá y México. Sabe que el eje de la región latinoamericana pasará necesariamente por otro lado y no quiere que su vecino del sur imite a la Argentina y salga corriendo a lanzarse en los brazos de una China que cada vez ofrece «más amor».

Nadie piensa en salvar a Brasil y todos piensan en salvarse de Brasil. Así de sencillo y así de grave.

La corrupción, el falseo de datos, el populismo lanzado y el ajuste tardío, solo sirvieron para que el otrora gigante esté ahora «más solo que un buzón en una esquina», con serias posibilidades de quedar «más aplastado que una sardina».

Demasiado tango dramático para el país del samba y el carnaval…