Anoche mi casa fue atacada por algún imbécil de los tantos que siguen creyendo que este tipo de cosas sirve para algo.
Es lamentable que no podamos dejar atrás actitudes que demuestran que la violencia sigue viva entre nosotros y el daño al otro continúa siendo un instrumento de la acción política.. Y me duele que sea en Mar del Plata, que siempre fue un ejemplo de convivencia y respeto.
Y sobre todo temo que este tipo de crispaciones nos marquen el futuro y lleguen a convertirse en comunes. Los extremos, de cualquier signo ideológico, han hecho del escrache un estilo de acción, y lamentablemente lo hemos visto en los últimos días en su expresión más deplorable.
Los hombres y mujeres comunes, esos que cada día nos levantamos tratando de conseguir una vida mejor en un mundo mejor, vamos a seguir adelante sin que estas cosas nos hagan mella desde lo individual. PERO A LA SOCIEDAD ESTO LE HACE MAL…y tenemos que posar serena y firmemente la mirada sobre aquellos que permiten en sus cercanías a este tipo de gente y le dan rienda suelta para sus desmanes.
Ojalá sea solo un hecho aislado….