«No estoy acá para que me aplaudan sino para hacer cumplir la ley» dijo Alfredo Meade, el juez que ordenó el martes la liberación del joven que atropelló en Haedo a seis chicos
Hacer cumplir la ley: algo que tanto reclamamos los argentinos pero que tanto nos enoja cuando el hacerlo supone una decisión que no nos gusta.
«Cuando redacté la excarcelación del joven Cuevas lo hice para que quedara libre. El homicidio convencional tiene dolo, es decir la intención. El código tiene 3 formas en homicidios, dos culposas y una dolosa. La interpretación que me tocó hacer, a pesar de la gravedad, no vi el dolo de matar», insistió. «Esto no impide que el tribunal superior sí lo vea», aclaró Meade.
Sostuvo además que de los dichos de los testigos no surge en momento alguno que el joven estuviese corriendo picadas sino que circulaba a una velocidad excesiva sin competir con nadie.
No hay en el fallo de Meade una sola conclusión que pueda ser reprochable, porque lo que el juez dice es lo que la ley dice. Centremos entonces la discusión en si lo que dice la ley se ajusta a lo que la sociedad reclama y, si concluimos que esto no es así, cambiemos la ley. Pero no exijamos a los jueces que no cumplan con las que están vigentes.
Insistimos desde hace mucho en que en el país existe un agujero legal en lo que tiene que ver con este tipo de delitos. Y ese agujero permite en muchos casos interpretaciones excesivamente garantistas y en otras decisiones inocultablemente represivas. Porque todo agujero legal deja en manos de quien administra justicia un margen de discrecionalidad que nunca fue bueno y lo es mucho menos en momentos en los que la presión mediática suele hacer estragos sobre el equilibrio de quienes deben decidir y no siempre están en condiciones de soportarla.
Como si parece haberlo logrado Meade, superando inclusive el doloroso recuerdo de la muerte de su propia hija en un accidente automovilístico. «Justo el día que firme la liberación, se cumplió un aniversario del accidente de mi hija. Pero uno tiene que dejar los sentimientos aparte. Fue en un viaje a Salta», relató.
Demasiadas cuestiones humanas como para no volver a reclamar que la legislación, y sólo la legislación, ocupe el centro de esta escena tantas veces repetidas. Sin interpretaciones ni enojos…