Un presupuesto que dejó en evidencia la profunda crisis política

Un presupuesto aprobado en sesión  que puso en evidencia los enfrentamientos dentro de Cambiemos, de Acción Marplatense y aún del Ejecutivo municipal. Una pobre imagen institucional.

Arroyo tiene su presupuesto, pero debería preocuparse por lo endeble de la alianza que los sostiene políticamente. Si bien es cierto que el intendente no es de fijarse demasiado en las construcciones políticas -su visión del ejercicio del poder es autocrática y personalista- no debería dejar de atender a quienes son sus aliados naturales: la caída de su imagen y la creciente convicción de que el próximo proceso electoral puede marcar para Cambiemos una debacle en la ciudad, puede significar que más temprano que tarde deberá apretar los timbres que hoy ignora para salvar su propio pellejo.

Ayer quedaron en claro las divergencias dentro del conglomerado; las críticas más duras vinieron de los propios, muchos de los cuales solo aceptaron a regañadientes levantar la mano para dotar al jefe comunal del fundamental instrumento.

Pero no es el único que debería estar preocupado. Acción Marplatense tendrá que buscar un punto final a la crisis interna que lo aqueja, sobre todo si se tiene en cuenta que quienes votan contra el mandato partidario son nada menos que el presidente del partido y uno de los fundadores del mismo.

Demasiada representatividad la de ambos como para que los órganos partidarios no tomen urgentes medidas. La capacidad de acción política del partido de la ciudad está, por lo menos, cuestionada.

Por el lado de CREAR, el nuevo bloque integrado por los díscolos Fiorini y Carrancio, nada es distinto con respecto a las acechanzas. Si debemos guiarnos por la realidad -aquella única verdad que pregonaba Aristóteles y parafraseaba Perón-  hoy ambos están parados en la puerta de Cambiemos esperando que les abran, cuando en realidad pareciera que por el momento es mucho más lo que dan que lo que reciben. Y para completar el panorama de abandono, la única voz de apoyo que reciben es la del intendente cuya figura ha perforado ya el piso de los 70 puntos de imagen negativa. Un salvavidas de plomo…

Insolitamente el peronismo -acostumbrado como está a peleas, divisiones y miradas de soslayo, se muestro hoy (al menos en el recinto) monolíticamente unido tras lo que parece ser el mandato político de los miembros del bloque: decir a todo que no y empujar el desgaste del actual gobierno y las incoherencias internas de los otros partidos. Un objetivo que, si bien mezquino, las actitudes de los demás convierten en inteligente.

Hay presupuesto; pero la pregunta que todos se hacen es si hay un gobierno que pueda ejecutarlo y un Concejo que logre controlarlo.

Por ahora, todas son incógnitas.