Una historia que se cruzó ante nosotros para llenarnos de vergüenza

Por Adrián Freijo – Una historia en facebook que me hizo pensar que no estamos haciendo lo necesario para terminar con este tiempo miserable ni sus responsables. Y la quiero compartir.

 

Susi García publicó esta historia en facebook. Tal vez nunca pensó que un periodista buceador de experiencias verdaderas iba a encontrarla y publicarla, pero el destino quiso que me cruzara con ella y sintiese que esta representaba el drama cotidiano de ser un ciudadano argentino, el estado más degradado al que un ser humano puede aspirar en esta tierra.

Una hija penando por un trámite de reconocimiento de una enfermedad de su padre…desde 2014, año en que fue iniciado y vaya uno a saber cuantos más pasarán después de su muerte.

Una  persona empujada por un amor primario a la que el estado, al que ella sostiene con sus impuestos como cada uno de nosotros, la destrata, la ningunea, se burla de su angustia y la somete a la humillación de la espera, de la súplica y del dolor de no poder ni siquiera cerrar su duelo.

Mediocres y miserables protagonistas de la historia prostibularia del empleo público mal entendido, que a lo largo de un tiempo que vio gobiernos de diferente cuño solo tuvo para su legítimo dueño -el pueblo de la república- la respuesta del desprecio y de la ineptitud.

Y que supone corrupción; porque tenemos que comenzar a asumir que la impericia en el manejo de la cosa pública también lo es. Alguien cobra un sueldo que pagamos todos para no sernos útil y solo dejar pasar el tiempo para beneficiarse de una jubilación que también pagaremos todos.

Y detrás de esas miserables historias de aprovechamiento hay otras, tristes y llena de frustración, que involucran a personas capaces de sentir amores verdaderos, compromisos permanente y lealtad con aquellos que les precedieron y les sostuvieron en la vida.

Como le ocurrió a Susi García, a la que jamás vi y seguramente no llegaré a conocer, pero que me pegó un cachetazo con su mensaje en redes sociales, dirigida  a un padre que ya no está pero que ella no va a enterrar en el olvido de un expediente, tal y como quisiese el estado que ocurra con cada uno de nosotros.

Por favor, no deje de leer hasta el final  y no deje de pensar en una historia miserable que está en nuestras manos cambiar o en nuestras mentes aceptar con una resignación que abarque también el futuro de nuestros hijos.

«Viejo…

hoy, como otras veces, salí lagrimeando de la oficina de PAMI…

Es que sigo insistiendo, «tercamente», por aquel trámite que te comencé a hacer el 14 de noviembre del 2014 (si, del 2014)…

Vamos a tener que tener paciencia papi… todavía no aparece el expediente (tampoco la respuesta)

Pero no te preocupes, quedaron en llamarme cuando «tengan algo»! Siempre quedan en eso (desde principio del 2015) pero parece que el «algo» no aparece y la llamada nunca llega.

Igual papi, yo sigo pasando por PAMI cada tanto, para renovar los medicamentos de mamá y ahí aprovecho y pregunto por tu trámite.

Hoy cuando fui, había un empleado «pre-atendiendo» en la vereda mientras se fumaba un cigarrillo. Gentilmente me sugería que vuelva el lunes porque hoy «ya» no había más «números». Es que claro….había muchos afiliados adentro (10 personas!!!) y «sólo» quedaba UNA HORA hasta el cierre al público. Yo «tercamente», y sin número, me quedé igual…

Y qué te cuento? Sorpresa!! Viste que mamá ahora es viuda... Bueno, parece que eso debe ser algo «muy bueno» porque ahora no le cubren más sus medicamentos al 100 %. Todavía no le avisé pero imagino lo «contenta» que se va a poner!!

De ahí me fui a visitarte a tu nueva dirección, ahí cerca del vivero, la 26 al fondo, ahí donde practicar la paciencia debe ser fácil, o no (no lo sé…). Esa zona nunca me gustó mucho pero, ahora que estás vos, va cambiando mi parecer!

Y seguí pensando…(y, claro, lagrimeando también!) Qué bueno que, en el 2014, pudimos comprar aquella canastilla para tu intervención (que era urgente) porque para la resolución del trámite todavía estaría faltando…

Pero quedate tranquilo que yo voy a seguir insistiendo…

Te quiero mi Viejo lindo!!! «

A veces, solo a veces, uno siente la necesidad de olvidar los buenos modales y decirle a nuestra clase dirigente, esa que vive bien. anda en autos costosos, tiene amanuenses que le resuelven hasta el mínimo problema y solo piensan en el próximo puesto en el que se aprovecharán del estado, algo que nos sale de las entrañas y que sin embargo nos enseñaron que no era correcto gritar: ¡¡¡váyanse a la puta madre que los parió!!!…ya tendrán que rendir cuentas ante la gente.

Y no falta mucho.