Una marplatense con coraje y solidaridad en medio del drama mexicano

Patricia Bracco es una marplatense que vive desde hace muchos años en Ciudad de México, puntualmente en la zona Sur, la más afectada por el terremoto. Un relato en primera persona sobre los efectos que causó. 

«Ahora estamos un poquito más tranquilos. No se nos quita el temor pero poco a poco queremos retomar las actividades, pese a que la zona Sur, donde está mi casa, fue la más afectada por el terremoto», cuenta Patricia apenas recuperada la tensa calma que por estas horas padecen quienes viven en México.

«Como estamos a la vuelta del colegio que se derrumbó, tenemos que presentar una certificación de que vivimos acá para volver a casa cada vez que salimos. Se complica todo y el tema está pesado», comenta.

Aún con mucho pesar, Patricia recuerda el momento en el que comenzó el temblor. «Fue aproximadamente a las 13.30; estaba cocinando y veo que se empieza a mover todo. Primero lentamente, pero al saltarse la alarma sísmica traté de salir a la calle, pero fue imposible», dice resignada.

«Y ya no pude. El temblor comenzó a ser muy fuerte y se caían los muebles, el cristalero y las cosas de la cocina. A la desesperación del movimiento se sumaba el ruido de todo lo que estallaba contra el piso». Y agrega que «lo único que pude hacer fue abrir la puerta del departamento y quedarme abajo de ella. Es una sensación espantosa».

«Sentís primero que todo está saltando y luego comienza a moverse lateralmente. Apenas paró de temblar bajamos a la calle, ya sin luz, sin gas y con el miedo de no saber nada de mi hija, mi hijo que estaba en la escuela y mi madre que estaba sola en su casa», detalla.

Patricia tomó rápidamente su bicicleta y corrió hacia el colegio de su hijo. Cuenta aún impactada que al pasar por la escuela que se había derrumbado escuchó los gritos de los chicos que ahí se encontraban. «Fue terrible», dice emocionada.

En su narración, rescata la organización de la gente, ya acostumbrada a este tipo de situaciones, y la solidaridad que todos tienen. «Después de asegurarme que los míos estaban bien, me puse a trabajar en el rescate y ayuda de las víctimas. Estuve dos días  colaborando en los escombros de la escuela caída, hasta que llegaron los militares y nos llevaron a los centros de acopio para colaborar en la atención a los que se quedaron sin nada», afirma.

A través del relato de lo que fue para Patricia «el peor terremoto que me tocó vivir» se toma conciencia de esa rara mezcla de costumbre y temor que acompaña el día a día de la sociedad mexicana. Algo que se palpó cuando pocas horas después con la réplica que se sintió fuertemente en la capital.

«Cuando vivís acá en México tomás conciencia de que no hay un lugar seguro. Podes vivir en una casa preparada para estos temblores pero te puede sorprender en la calle; nunca estas exento de ser una víctima», asegura con tristeza.

En su charla con «Un Lugar en el Mundo», Patricia Bracco recorre esa dualidad entre la costumbre, el miedo y la resignación que sin embargo la empuja a una serenidad que impacta. Más allá de la emergencia que vive, rodeada de destrucción, militares armados y mucha gente con la desesperación de haber perdido todo, esta marplatense de coraje nos dice que «hay que volver a la serenidad, dejar de lado el miedo y salir a buscar la normalidad mientras se ayuda a quienes han perdido sus casas. Acá de Ciudad de México la asistencia es más sencilla porque todo está a mano, pero muy cerca nuestro hay ciudades que han sido arrasadas y tendrán que ser reconstruídas desde cero».

Una historia de coraje y solidaridad que merece ser escuchada para entender la hondura del drama vivido por los mexicanos. A continuación, la nota completa emitida en Radio Brisas de Mar del Plata en el programa Un Lugar en el Mundo.