UNASUR

La decisión de seis de los más importantes miembros del organismo en el sentido de abandonar temporariamente el mismo supone poner en superficie desajustes que vienen desde su fundación.

Ayer, los gobiernos de Argentina, Colombia, Chile, Brasil, Paraguay y Perú enviaron un comunicado a Bolivia, que tiene la presidencia pro-témpore del bloque, en el que remarcaron su decisión de «no participar en las distintas instancias» del bloque hasta que no se garantice su «funcionamiento adecuado».

Detrás de la jugada, que poco efecto real tendrá en un andamiaje que nunca logró superar su carácter de sello de goma con efecto ideológico, puede esconderse la intención de vaciar de contenido al organismo o tal vez replantearlo para que a la manera de otros similares logre posicionarse institucionalmente en búsqueda de objetivos concretos.

Así como el Parlamento Europeo ha tenido vital protagonismo en las crisis recurrentes de sus países miembros en la pasada década, el UNASUR no parece hasta ahora tener otra razón de ser que no sea la de convertirse en caja de resonancia de políticas populistas y, lo que es peor, ariete de enfrentamientos estériles con los países centrales en un momento en el que el más elemental sentido común aconseja buscar puentes de integración.

Si el UNASUR no logra convertirse en representación de los intereses comunes al MERCOSUR, no será otra cosa que un foro nostálgico de sueños setentistas que ya ni siquiera merecen ser analizados en su contenido sino que caen por el propio peso de su falta de vigencia política.

La falta de resolución de la crisis terminal por la que atraviesa Venezuela se yergue como una amenazante tormenta en la región. Mientras sus gobernantes no acepten el diálogo como camino de reconstrucción del país y elijan el camino del agravio hacia sus pares -como forma de poner en claro la incapacidad de aceptar la diversidad de opinión siempre necesaria para dotar de sentido a este tipo de órganos multilaterales- no será posible avanzar en decisiones y posturas de bloque por esfuerzos que se hagan.

Entonces…¿para que seguir sosteniendo un oneroso organismo que no lleva a destino alguno?.

Lo demás, como siempre, lo dirán el tiempo y la realidad.