En una entrevista con la revista L’Express afirmó: «Yo puedo decir que él (Lula) va a disputar la próxima elección», pero no precisó si eso ocurrirá en el 2018 o antes, si se adelanta el comicio.
«Esta es, ciertamente, la razón principal de este golpe de estado: impedir a Lula disputar la elección presidencial; hoy, en las encuestas -a pesar de todas las tentativas de destruir su imagen- Lula continúa siendo la persona más querida, y puedo decirle que él va a disputar la próxima elección», dijo Rousseff a la revista.
Al hablar sobre el proceso de juicio político, Rousseff apuntó que fue una «profunda injusticia» la manera en que fue apartada del poder y preguntó: «¿De qué estoy siendo acusada?
Sostuvo que su «crimen» fue haber publicado decretos para obtener recursos adicionales para financiar los programas sociales.
«¡Eso no es un crimen! Y yo no soy el primer presidente en hacerlo», protestó, recordando que el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso publicó 23 decretos similares durante su mandato (1993-2001).
Rousseff también fue consultada sobre si no supo nada del esquema de corrupción en Petrobras, cuando fue ministra de Minas y Energía entre 2003 y 2005 y presidenta del Consejo de Administracion de la petrolera estatal entre 2003 y 2010.
La presidenta destacó, en su respuesta, que uno de los delatores de la llamada operación Lava Jato reveló que el esquema ocurrió desde 1972 y que «es muy difícil de controlar» lo que pasa en todas las negociaciones.
Además, la agencia Brasil 247 publicó un anticipo de la «carta al pueblo brasileño», a la que tuvo acceso la revista económica Valor, iniciativa que reedita la que lanzó Lula en las elecciones de 2002.
En el documento, Rousseff afirma que intentó reconciliar al país después de vencer en la más ajustada disputa presidencial (2014) desde la recuperación de la democracia, cuando asumió el programa de gobierno de la oposición y nombró al economista ortodoxo Joaquim Levy como ministro de Hacienda.
Sostiene que fue saboteada por «la derecha» y por las «decisiones-bomba» del Congreso, por lo que promete, si fracasa el juicio político en su contra y regresa al cargo, que retomará el programa que presentó en la campaña electoral, cuyo abandono fue calificado de «fraude» por sus seguidores y simpatizantes.
En esta perspectiva, la idea de condicionar la vuelta de Rousseff a la realización de un plebiscito que sea apoyado por las fuerzas de derecha ya estaría descartada.
El PT tendría que conseguir el apoyo de un tercio del Senado para presentar una propuesta de decreto legislativo convocando al plebiscito. Después tendría que aprobar el decreto por mayoría absoluta de esa cámara.
Por otra parte, el comité nacional del PT en San Pablo fue atacado este jueves en horas de la madrugada por un hombre con una barreta que destruyó parcialmente su frente vidriado.
Hasta este jueves a la tarde no se había reportado si el atacante tuvo apoyo de cómplices en los alrededores del comité ubicado en el centro de San Pablo, en las cercanías de la catedral y la Plaza da Se. Móviles de la Policía Militarizada llegaron a la sede del PT poco después del atentado.
Meses atrás hubo otro ataque similar en la sede del Instituto Lula, la organización no gubernamental del líder petista, también ubicado en el centro de San Pablo.
Por otra parte el local de la dirección nacional del PT ya había sido noticia la semana pasada cuando fue allanada por efectivos de la Policía Federal en el marco de un operativo ordenado por la Justicia que investiga una red de corrupción en Petrobras.