Vamos por todo: Latam deja de volar rutas nacionales

Presionada por las autoridades, que como en tiempos de Cristina buscan el monopolio de Aerolíneas, la empresa dejará de operar las rutas nacionales. Otro paso atrás del país.

Otro retroceso, otro triunfo de la teoría del país cerrado que caracteriza a Cristina Fernández y a La Cámpora, otra prueba para el mundo de que la Argentina no es un país confiable. Como un karma que se repite en los últimos tramos del peronismo en el poder, una vez más la mirada monopólica -nunca aislada de esa dosis de corrupción que mueve a los funcionarios a utilizar las empresas públicas para sus negocios privados- eyecta del escenario nacional a una empresa que no puede resistir los ambates sin límite ni sentido de quienes quieren al país en la vía del atraso, la postración y la pobreza como miserable negocio electoral.

Bajo el pretexto de la crisis desatada por la emergencia sanitaria, pero deslizando con singular claridad que los verdaderos motivos son otros,  LATAM Airlines Argentina comunicó en las últimas horas su decisión de dejar de volar las rutas nacionales.

«El impacto que ha tenido en LATAM Airlines Argentina la pandemia COVID-19 así como la dificultad de generar múltiples acuerdos necesarios para enfrentar la situación actual, contribuye a configurar un escenario en extremo complejo, en el que no están dadas las condiciones para viabilizar y sostener a largo plazo las operaciones de la filial», sostiene en su comunicado.

Y esa dificultad para acordar se refiere a las insólitas pretensiones del las autoridades nacionales que al mismo tiempo que autorizaba a Aerolíneas a pagar la mitad de los salarios de sus trabajadores obligó a Latam a hacerse cargo del 100% de los propios, dejándola a su vez al margen de los ATP que podían ayudarla en el cumplimiento de sus obligaciones.

Fue tal vez el tiro de gracia a una situación anterior en el que las reglas de juego fijadas desde el estado fueron quitando a la empresa rutas propias para ser entregadas a Aerolíneas en un desembozado intento por impedir una sana competencia. Una política persecutoria y restrictiva que también se aplica a las low cost que operan en el país: al cierre del aeródromo de El Palomar se suma la restricción de las rutas internas y el cambio de las reglas previstas al momento de fijar la operatoria. El mensaje es claro y supone la expulsión de todas del país…

Otro salto hacia el pasado, nuevos conflictos judiciales en puerta y una Argentina que vuelve a mostrar su inseguridad jurídica, acentúa su aislamiento y confirma su destino ineludible de desprestigio, atraso y abandono de cualquier posibilidad de subirse al mundo, a sus reglas y su futuro.

¿Vivir con lo nuestro o morir sin nada?

Más de la mitad de los argentinos sumidos en la pobreza parece ser la respuesta más contundente.