Victoria Llorente: «Resiliencia es la palabra que define a Las Gigantes»

Una de las jugadoras de la selección nacional de básquet que juega en el exterior habló de su experiencia en España y de lo que dejó la participación del equipo argentino en los Juegos Panamericanos de Lima.

Durante la competencia en Lima 2019, Victoria Llorente vivió una montaña rusa de emociones que de a poco empieza a procesar por estos días en su casa en el barrio de Lanús junto a su familia. Fue inmensamente feliz con la obtención de la histórica medalla de plata con el equipo de 3×3 y después sufrió la frustración de no poder pelear dentro de la cancha por la otra medalla que habían ido a buscar en la modalidad 5 contra 5 por un «error de logística» tan humano como irreparable.

A los 23 años, la jugadora surgida en Lanús cuenta con amplia experiencia internacional con la selección argentina y es una voz autorizada para definir al grupo de jugadoras del que todo el mundo habló durante los Juegos Panamericanos. «Una palabra que nos define bien a Las Gigantes desde hace varios años es resiliencia», remarca.

Y refuerza la idea destacando los aspectos esenciales que le dieron a este equipo la chance de superar obstáculos para mirar siempre hacia adelante: «La capacidad de reponerse ante las adversidades, esa fortaleza que logramos sacar de las cosas malas que nos pasan, la unión del equipo, esas son cosas que nos identifican. Comprometernos todos con el objetivo que tenemos. Todas somos importantes. No hay una figura. Nos complementamos muy bien y todas intentamos ser parte desde el lugar que nos toca para sumar».

Antes de volver a España para afrontar otra temporada en el básquet profesional de Bembibre, su club en un pueblo cercano a Madrid, Vicky Llorente habló con la periodista Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo, historias de argentinos en el exterior, en Radio Brisas de Mar del Plata, en una charla que incluyó un repaso por su carrera, sus sensaciones durante los Panamericanos, la reunión que Las Gigantes tuvieron con el presidente de la CABB, Federico Susbielles, y la ilusión que la impulsa a comenzar el camino hacia la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

-¿Cómo estás viviendo estos días en Buenos Aires después de los Panamericanos?

-La vida del deportista que se tiene que ir al exterior es un poco nómade. Un tiempo en un lado, un tiempo en el otro, y jugando torneos con la selección en el medio. Después de los 20 días de los Panamericanos, estoy descansando en casa y disfrutando de la familia porque en dos semanitas arrancamos para España.

-¿Desde chiquita sabías que te tenías que ir a jugar afuera para progresar?

-Empecé a los 6 años en el club Lanús, a tres cuadras de mi casa porque mi hermana juagaba. Al principio era un hobby para disfrutar del deporte con mis amigas. Cuando tenía 13 años me llamaron de la selección argentina para un torneo y a partir de ese año quedé siempre en la selección. Empecé a ver que podía dedicarme a esto. A medida que fui creciendo, empecé a creer que el básquet podría ser mi profesión y vivir de esto. A los 18 años, en 2015, me contacta un representante español que me propone un contrato de tres años en un club de España, en Gernika, en el norte del país. Un contrato de proyección a futuro. Al principio fue un balde de agua fría, no me lo esperaba, pero no tenía dudas de que lo iba a hacer. Sabía que si me iba mal, iba a poder volver. En 2015 me fui a España por tres años al Gernika y hace dos años estoy en Bembibre. Tuve la suerte que mi familia me apoyó en todo, me iban a visitar y eso me hizo todo un poco más facil.

-¿Cómo te recibieron en España y cómo fue tu adaptación?

-Fue dificl llegar a un lugar nuevo con gente que no conocía a los 18 años. Siendo tan chiquita es un poco dificil, pero tuve la suerte de que ya estaba en Gernika la jugadora Gisela Vega. Tener un compatriota tuyo te hace todo más facil. Ella tenía mucha experiencia y sabía por lo que yo tenía que pasar. La gente de España me recibió muy bien desde el principio. Y, no te voy a mentir, no tardé mucho en acomodarme. Una vez que va a pasando el tiempo, dejás de extrañar un poco y me convencía más la idea de que quería vivir de esto, de hacer lo que me gusta que es jugar al básquet y lo sigo eligiendo como mi carrera.

-Pero además del básquet también estudiás Turismo…

-Estaba estudiando en Lanús la Licenciantura en Turimso y cuando me llegó la oferta de España tuve que dejar. Para acomodarme y ver cómo me iba, dejé pasar el primer año y el segundo año empecé a estudiar en una universidad a distancia. Cuando me lesioné, retomé en Buenos Aires porque me quedé para recuperarme. Pero cuando volví a España, como era otro país y otra geografía, decidí empezar todo de nuevo desde cero que es lo que estoy haciendo ahora. Siempre tuve claro que además de jugar al básquet quería estudiar porque sé que en algún momento el deporte se termina y todavía te queda mucha vida por vivir. Quiero dedicarme al Turismo porque me gusta mucho, viajé mucho a lo largo de mi corta vida y me gustaría dedicarme a eso, pero no me pongo presión. El básquet es mi prioridad y mientras puedo voy sacando materias. Una vez que ya no pueda jugar más, me gustaría dedicarme al Turismo y si es algo relacionado con el básquet, mucho mejor.

-¿Cómo es tu vida como jugadora de básquet en Bembibre?

-Es un pueblo muy chiquito donde vivie toda gente mayor. No hay mucha juventud. Uno se siente como en casa. Si uno vive en una ciudad también tiene sus pro y sus contra. Me acostumbré a vivir en un pueblito donde la gente es más cercana a uno. Me gusta mucho que se vive de otra manera el básquet y el deporte en general. Toda la gente del pueblo ve como un show cada partido nuestro. La gente intenta ir y es como su plan del fin de semana. Es lo que extraño cuando voy a ver a mi hermana en Argentina que solamente van los padres de las jugadores. ¿Por qué no puede haber un poco más de promoción, de seguimiento? En España disfrutan de verte jugar y vos lo difrutás aún más porque es lo que te gusta. Entrenamos toda la semana doble turno. Los domingos descansamos después de los partidos que son los sábados. Y en los ratos que tengo libre aprovecho para estudiar a distancia y hay fechas en las que tengo que ir a rendir examen. El pueblo está a dos horas de Madrid, en la comunidad de Castilla y León y hace muchísimo frío.

-¿Cómo terminaste de procesar todo lo que pasó en Perú durante los Juegos Panamericanos?

-Ahora ya en casa habiendo pasado unos días de la locura que fueron estos Panamericanos, mis primeros Panamericanos, la verdad es que ahora uno puede hacer el balance con la cabeza fría. Una vez que terminó el 3×3 nos pusimos la cabeza en el 5 contra 5 y esa medalla quedó guardada. Ni me acordaba que había ganado una medalla en el 3×3. El balance es positivo dentro de todo porque ganamos la medalla. Y lo otro que nos pasó en el 5 contra 5 es algo que va a quedar en mí para siempre. Nunca me imaginé que iba a vivir algo así. Creo que todo pasa por algo. En un futuro, más adelante, vamos a sacar rédito de esto. Quizás el equipo tenía que pasar por algo así. Nos llevamos la experiencia de los errores que se cometieron. Vamos a aprender de ellos y nunca más va a pasarle algo así a ninguno de nosotros. Nos queda eso de pensar que podríamos haber ganado otra medalla y no tuvimos la chance de competir dentro la cancha. Nos ayudó a unirnos entre nosotros, a cerrar nuestra burbuja y desconectar de todo lo que se estaba hablando en los medios y seguir con nuestra responsabilidad que era competir. Nos quedamos conformes con el trabajo que hicimos hasta nos dejaron llegar.

-¿Les molestó estar en el ojo de la tormenta por este hecho puntual extradeportivo?

-Es un error humano que le puede pasar a cualquiera, pero creo que eso nos sirvió para hacernos más fuertes entre nosotros. Eso rescato del equipo. Pudimos salir a competir el partdio contra Islas Vírgenes que no fue nada facil. Salimos a jugar ese partido como si fuera el partido por la medalla. Todos queríamos dejar a la bandera y a nuestro país lo más alto que pudiéramos. Eso es algo a destacar del equipo. Viene trabajando hace muchos años. Es un camino que recién empieza con un nuevo cuerpo técnico, pero el nombre de Las Gigantes viene haciendo un trabajo desde hace un tiempo que está dando sus resultados aunque todavía hay mucho por trabajar. Cada vez la gente nos respeta más. Ahora nos tocó esto, fue feo para todos, pero no es algo que nos haya molestado. Nosotras agradecemos el apoyo de toda la gente, no dejaron que nos sintiéramos solas, el compromiso y la dedicación que tuvieron todos para dejar en claro que sabían lo que éramos nosotras como equipo.

-También habrá sido duro para ustedes convivir en la Villa después de lo pasó…

– Fue muy duro. Una situación fea porque ya sabíamos que no había nada por hacer y teníamos que seguir compitiendo. Nos encontramos con deportistas que ganaban medallas y nos preguntábamos por qué nosotras no podemos. Un montón de preguntas porque estábamos muy afectados todos como equipo. Nos ayudó hacernos fuertes, la conexión, la química entre nostoros que viene desde hace años. Convivir en la Villa con nuestras rivales que estaban pudiendo competir fue una situación muy dificil. Nunca me hubiera imaginado vivir algo, pero de todo se aprende.

-Se los vio unidos en general a todos los componentes del equipo…

-Cuando digo todo el equipo, digo todo el equipo. Nosotros no señalamos a un culpable. Es algo que le puede pasar a cualquier. Somos un equipo. Ahí se ve realmente. Cuando pasan estas cosas es cuando sale la esencia. Era muy facil encontrar a un culpable y dejar de competir porque no jugábamos por medallas. Me quedo con lo que nos tocó vivir y de la manera que lo hicimos.

-¿Qué conclusión sacás de la reunión con Federico Susbielles?

-Creemos como jugadoras que desde hace años se viene haciendo un trabajo todos juntos por la contínua mejora del básquet femenino que viene creciendo. Como para lo malo somos las que tenemos que dar la cara, también somos las que convivmos con esas mejoras. Hay detalles para pulir y por eso queríamos habar con Susbielles para pensar hacia adelante. Ese dolor nos va a quedar ahí hasta que juguemos otro Panamericano. El fin de la reunión era pensar en lo que viene. Fue muy positiva. El presidente de la Confederación nos escuchó, él se hizo responsable de todo lo que pasó, coincidió con nosotras en que hay muchas cosas por mejorar, nos dio su punto de vista, se puso en nuestro lugar. Va a servir de mucho para todo lo que viene. Lo importante es trabajar todos juntos porque al final es todo lo mismo: jugadoras, cuerpo técnico y Confederación. Para mí, no está bien que haya cosas internas que no suman para nada. El balance de la reunión es positivo y espero que sirva para lo que viene que es muy importante.

-Imagino que ahora el objetivo es Tokio 2020 y se viene un camino largo que Las Gigantes tienen que afrontar…

-Si me preguntás ahora, mi mayor sueño es poder estar en los Juegos Olímpicos. Ahora me voy a España pero tenemos la Americup que nos clasifica para las Ventanas que hay en noviembre para empezar a jugar la clasificación. A fines de septiembre vamos a enfrentar a los mismos rivales del Panamericano y eso nos habilita a las Ventanas de clasificación para los equipos de América. Es un camino largo que empieza ahora en septiembre. Mi club me cede a la selección y voy a ir jugar ese torneo y las Ventanas de noviembre y febrero. Este año asumió un cuerpo técnico nuevo, tenemos muchas cosas para trabajar y entrenar. Tenemos que sumar la mayor cantidad de horas posibles. Todos tenemos que sumar desde el lugar que nos toque para llegar de la mejor manera posible para clasificar a los Juegos Olímpicos.

-¿Cómo definís a Las Gigantes?

-Una palabra que nos define bien a Las Gigantes desde hace varios años es resiliencia. Esa capacidad de reponerse ante las adversidades, esa fortaleza que logramos sacar de las cosas malas que nos pasan, la unión del equipo, esas son cosas que nos identifican. Comprometernos todos con el objetivo que tenemos. Todas somos importantes. No hay una figura. Nos complementamos muy bien y todas intentamos ser parte desde el lugar que nos toca para sumar.

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