Lo afirmamos en el editorial PERIODISMO: HACERLO O FINGIRLO y ahora quedó en evidencia: la gobernadora volvió a la ciudad y se esforzó por ahuyentar fantasmas.
El intendente Carlos Fernando Arroyo y la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal dieron inicio a la Final Provincial de los Juegos Bonaerenses, en el Estadio Polideportivo “Islas Malvinas”. Este evento deportivo convoca a 15.000 jóvenes y adultos mayores de 134 municipios de la Provincia que competirán en 80 actividades hasta el viernes.
El acto inaugural también contó con la presencia destacada de la judoca Paula Pareto, medallista olímpica en Río 2016. Pareto brindó unas palabras a los jóvenes y adultos presentes a quienes felicitó “por estar acá” y los instó a “seguir estudiando”.
También, Vidal, hizo un reconocimiento a “los que hace 25 años que se viene trabajando en cada edición para que los juegos lleguen a los chicos”. Por otro lado, la Gobernadora señaló que “el deporte es mucho más que ganar o perder. Hacemos estos Juegos por los valores que inculcan y son un orgullo para los bonaerenses, para que en el futuro puedan ser como Paula (Pareto) o como Milito, Ginóbili o Scola”.
Luego de las palabras en el escenario, la Gobernadora Vidal y el intendente Arroyo se dirigieron a la sala de prensa del estadio: «Acá somos un equipo: el Presidente Macri, el intendente Arroyo y yo«, sentenció la mandataria con la clara intención de salir al cruce de las versiones publicadas acerca de un ultimátum realizado el sábado al conflictuado jefe comunal.
Agregó que «Mar del Plata es la ciudad que todos queremos, que me perdone Horacio (por Rodríguez Larreta, jefe de gobierno porteño a quien definitivamente le birló la intención de manejar a control remoto la ciudad como ahora parece intentarse desde Provincia) pero es así. Y por eso estamos fortaleciendo las políticas públicas junto al intendente Arroyo con quien me reuní el sábado para seguir aunando criterios«.
«Hay un compromiso que está bien claro de trabajar todos en una misma sintonía: gobierno nacional, provincial y municipal. Por eso las reuniones que tenemos con el intendente y nuestros equipos», manifestó acto seguido.
La conmoción producida por la publicación de este medio con respecto al futuro inmediato de la gestión, parece darle ahora a Carlos Arroyo algún tiempo en el que todos tratarán de mirar para el costado y hacerse los distraídos. Pero lo que seguramente ya no volverá será la chance de gobernar con algún grado de autonomía la ciudad: o hace buena letra o se vuelve a su casa.
Claro que la caligrafía se resuelve en La Plata.