Violadores: cuando los instrumentos ciudadanos son pura demagogia

La Provincia cuenta, desde fin de 2009, con el Registro de Condena-dos por Delitos contra la Integridad Sexual que hasta ahora solo sirve para más empleo público y más justificaciones.

Cuando la presión social se hace muy fuerte es común que el estado , que en nuestro país podemos definir como «los políticos» por la falta de preparación y profesionalidad de sus integrantes, salgan a la palestra con respuestas grandilocuentes, pomposas…y generalmente inútiles.

El drama de la violencia de género y los delitos sexuales ha calado hondo en la sociedad y desde ya hace demasiado tiempo quienes nos gobiernan anuncian medidas, prometen cambios y «hacen como que» el tema les preocupa realmente.

Pero como en tantos otros órdenes de nuestra vida comunitaria, quienes cobran salarios que serían escandalosos hasta para los países más poderosos, viven rodeados de custodios para ellos y para sus familiares, frecuentan círculos propios de una élite que solo integran por el hecho de detentar poder y se sienten protegido e impunes frente a cualquier circunstancia difícil, nunca llegarán a comprender que esa problemática no se trata de un invento opositor con destino electoral sino de una grave anormalidad social que debemos combatir entre todos y erradicar, al costo que sea, de nuestras vidas.

La Provincia cuenta, desde fin de 2009, con el Registro de Condena-dos por Delitos contra la Integridad Sexual, que funciona bajo la órbita del Ministerio de Justicia e incluye, además de todos los datos particulares del condenado y la causa, otra información vinculada a la trayectoria tratamental, educativa, laboral, familiar y social, a los fines de su seguimiento y acompañamiento durante su condena y post-egreso.

También se releva información relacionada con libertades anticipadas y otros beneficios, unificación de causas, nuevos domicilios y reincidencia, entre otras. Según el fiscal Alvaro Garganta, este registro es efectivo porque “la experiencia indica que el mayor número de reincidencias se da en este tipo de delitos”.

Sin embargo, la creación del mismo no ha logrado torcer las estadísticas, que indican que en Argentina hay un femicidio cada 30 horas. Y dicen los conocedores que en parte ello se debe a la poca publicidad de este registro, las limitaciones para exponer los datos de los delincuentes sexuales -en sentido contrario a otros países en los que la foto del condenado se coloca en toda la inmediación de su domicilio para que el barrio pueda identificarlo y protegerse- y a la poca actualización de los datos, en la que tiene alta responsabilidad la mora de los diferentes juzgados para informar cambios o nuevas causas.

Un conjunto de motivos que vuelve inocuo un instrumento que bien podría ayudar a evitar este tipo de crímenes aberrantes y que, una vez más, se emparenta con la ineficacia de un estado incapaz de dar educación, salud, justicia, seguridad y…¿algo más?.

Ah…si…y que nos sale más caro que el más eficiente de los aparatos públicos del planeta.