¿Y SI LOS ECHAMOS?

Las políticas que en materia de seguridad se toman en Mar del Plata parecen tener un solo objetivo: que los turistas elijan otros espacios para descansar. ¿Y si les decimos que se vayan?.

Controlar el tránsito y cuidar que quienes manejan no lo hagan bajo los efectos del alcohol es bueno, pero agazaparse en lugares ocultos para «hacer caer» a miles de automovilistas en controles que pueden llegar a demorarlos cerca de una hora es lisa y llanamente poner al visitante al servicio de la angurria recaudatoria.

Cobrar estacionamiento medido no solo es lógico sino que es una costumbre extendida en todo el mundo. Pero retirar las tarjetas de la calle, no informar acerca del sistema vía celular y «tener el sistema caído» durante horas y días es también una forma grosera de poner a la gente al servicio de las exhaustas arcas municipales.

Y ahora…una nueva. Parar a la gente en los accesos a los balnearios, revisarle sus heladeritas y decomisar el alcohol que en ellas pudiese llevar.

Una señora de más de 50 años decía esta mañana en un canal nacional que ella y su esposo llevaban una botella de cerveza y dos sandwiches de milanesa para almorzar en la playa y le sacaron la bebida. ¿Es tan difícil darse cuenta que un matrimonio mayor con dos «milangas» no suponen peligro alguno aunque acompañen su colación con una cerveza?.

Si se interviene ante una barra de muchachotes que llevan 3 vodkas, 15 birras, 12 fernet y varios «tetra», bueno…podemos sospechar que no es para acompañar una comidita. ¡¡¡Pero dos milanesas y UNA  cerveza !!!.

Eso si, más allá de los discursos grandilocuentes y las operaciones planificadas en la mesa de Estadio Mayor de Zorro Uno, los trapitos y cuidacoches siguen multiplicándose, los espacios públicos están tomados por la informalidad, la roña cunde por doquier y nada de lo que se intenta resolver se resuelve.

En las playas de Río de Janeiro venden caipirinha, en las de Miami hay bares que expenden bebidas alcohólicas y son famosos los cócteles frutados de los balnearios sobre el Mediterráneo. ¿No será que la cuestión de la seguridad pasa por otro lado?.

Mar del Plata sigue siendo la ciudad del «PROHIBIDO»...¿y si le pedimos a los turistas que no vengan más?. Porque al final pareciera que nos molestan…