Y un día el peronismo resolvió dar la espalda a Cristina

Por Adrián FreijoAlberto Fernández dejó formalmente abierta la etapa del poscristinismo en el peronismo. No la nombró en todo el discurso y silenció también a los símbolos de su tiempo.

El discurso de Alberto Fernández en la Plaza de Mayo, colmada por una movilización multitudinaria que bien se encargaron de llevar al acto los gremios, las organizaciones sociales y los sectores dispersos del peronismo, dejó señales demasiado claras como para no ser atendidas.

Gremios y organizaciones sociales ocuparon el centro de la plaza

Ya al inicio del acto la ubicación de la otrora poderosa organización La Cámpora, liderada por el hijo del ex presidente Néstor Kirchner y su viuda la actual vicepresidente,  indicaba que las cosas comenzaban a cambiar: las abigarradas columnas sindicales y piqueteras no dejaron que la de la organización cristinista se acercara a más de tres cuadras de la casa de gobierno.

Y eso fue solo el comienzo de lo que siguió a continuación…

Durante toda su alocución, que ciertamente despertó poco entusiasmo en los presentes, Alberto no nombró ni en una sola ocasión a Cristina. Habría que remontarse a los albores del kirchnerismo para encontrar algún discurso público en el que la figura de la ex presidente no fuese ubicada en el centro de la escena, se encontrase o no presente en el lugar. Hoy, por primera vez en 15 años, Cristina Fernández de Kirchner estuvo ausente, y no tan solo físicamente.

Pero, con ella lejos del acto y sus muchachos aislados lejos de la plaza, el presidente no quiso dejar duda alguna de lo que viene y recordó que el año que viene se cumplirá medio siglo de la última vez que los argentinos eligieron a Juan DomingoPerón como su presidente, lanzando al cajón de los recuerdos olvidados la siempre inflada figura de Héctor Cámpora, convertido en el símbolo con el que el peronismo pretendió eclipsar la imagen del fundador del movimiento. También esa parte del relato murió hoy en la Plaza de Mayo…

Máximo y La Cámpora relegados a un lugar secundario

Y para completar la «descristinización» del Frente de Todos el presidente hizo algo que hasta hoy estaba vedado en el mundo kirchnerista: convocar a internas para la elección de los candidatos del sector.

«Mi mayor aspiración es que en 2023 desde el último concejal hasta el Presidente lo elijan primero los compañeros » disparó. Hasta el Río de la Plata se escuchó el sonido del fracturado hueso del dedo de La Cámpora…aunque nadie pueda asegurar si no será suplantado por uno nuevo. Igualmente el mensaje estaba dado.

Lo demás fue un poco de aquello a lo que Alberto nos ha acostumbrado. Llamó al diálogo insultando a los convocados, habló de un triunfo electoral pese a que los números indican otra cosa, acusó a la prensa de todos sus males y personalizó en Mauricio Macri la totalidad de los problemas irresueltos en estos dos años de claudicante administración.

Pero nada de eso importa como elemento de análisis. Porque a los latiguillos y las contradicciones de siempre se sumó hoy algo que ciertamente marca un punto de inflexión en la historia política moderna de la Argentina: desde un palco peronista se ignoró a Cristina y al parecer pocos en la plaza tomaron nota de ello.

Si lo hicieron…no parece haber importado demasiado.