Luis Rogelio Pagano, ex miembro del directorio de Edenor y muy cercano al macrismo se quedó con el 90% de la distribución provincial. Le garantizaron tarifa y rentabilidad. ¿Socios?
En menos de un año DESA, la empresa de Luis Rogelio Pagano, ingresó en un mercado donde las regulaciones son muchas pero los controles no existen, y en donde además el estado garantiza la rentabilidad con subsidios o con tarifas, algo que al actual gobierno parece no preocuparlo demasiado aunque la gente padezca a la hora de tener que pagar un servicio que además es malo.
Bien lo sabía y lo aprovechó Alejandro Macfarlane, el anterior propietario de las empresas que ahora pasan a manos de DESA, quien por lo demás era hasta no hace mucho uno de los empresarios preferidos del presidente.
Macfarlane, quien en febrero acompañó a España a Macri como uno de los empresarios fuertes del país y que al retornar de esa gira comenzó a confirmar el traspaso de Edelap y Edea.
¿Qué pasó en esas horas para que alguien que tenía en sus manos un negocio sin riesgo decidiese desprenderse de él?, ¿qué argumento utilizaron desde el poder para convencerlo?. Algunos legisladores hablan ahora de «carpetazos» en los que el empresario aparecía comprometido con negocios pocos claros de la etapa encabezada por Daniel Scioli. Concretamente se desliza la posibilidad de que millonarias asistencias financieras a sus empresas, escudadas en supuestas crisis por falta de tarifa, hayan quedado en el camino con su anuencia y silencio.
Lo que es cierto es que la compra de Edelap y Edea por parte de Desarrolladora Energética S.A. (DESA) deja al mercado eléctrico del interior bonaerense en manos de una sola empresa, porque la compañía ya tenía las distribuidoras Eden y Edes.
Pagano, distribuye desde ahora en el 90 por ciento del territorio provincial, aunque el mayor volumen de abonados pertenezca a Edenor y Edesur, que operan en el Conurbano, y el crecimiento de DESA a partir de la llegada del macrismo hace poner la lupa de la oposición sobre cómo se concretaron estas dos ventas.
Cuando se decidió ceder la electricidad a empresas privadas se segmentó el territorio. De hecho, Buenos Aires tiene seis zonas, y de ellas, ahora cuatro quedaron en las mismas manos. ¿Se busca el monopolio?, ¿estamos ante un nuevo «capitalismo de amigos», ese que tanto criticaban los que ahora gobiernan cuándo estaban en la oposición?.
En menos de un año Pagano accedió al control de todas las empresas que distribuyen en el interior provincial y en La Plata, ya que en mayo de 2016 había adquirido Eden y Edes por un monto superior a los 200 millones de dólares. En diez meses pasó de no tener nada en la geografía provincial a manejar un mercado de casi un millón y medio de usuarios.
Y aunque las inversiones atrasadas lo obligarán a un fuerte desembolso extra, sabe que siempre estará el Estado para auxiliarlo. ¿O ya nos olvidamos de la condonación de la deuda con Cammesa (por el precio mayorista de la energía), que el Gobierno les concedió a las distribuidoras a fines del año pasado?. Fue después del aumento de tarifas por la quita de subsidios, que para los usuarios significó un alto impacto económico y con la que Edelap fue beneficiada en 1.780 millones de pesos.
Lo cierto es que apareció una nueva «estrella» en el firmamento de la energía, que esa aparición es de alguien muy cercano al presidente, que la provincia le garantiza una fuerte rentabilidad inmediata y que una vez más todo ocurre «entre gallos y medianoche».
El negocio de la luz…no aclare que oscurece.