Luchando toda la noche con una servilleta rebelde que se deslizaba de su falda cada diez minutos, el intendente Arroyo pasó por la mesa de Mirtha Legrand con algunas definiciones y varias gaffes.
Compartió la mesa con Sergio Massa -a quien dejó de seña apenas horas antes del cierre de listas para abrazarse a la oferta más tentadora del macrismo- y con Hugo Moyano, quien una vez más tuvo que negar el famoso préstamo que el intendente insiste en endilgarle.
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El primer momento de confusión fue cuando la anfitriona le preguntó por la llegada de cruceros a Mar del Plata. Arroyo se entreveró con una serie de conceptos difusos que terminaron con una insólita afirmación: los cruceros llegarán pero no a la terminal construida y que hoy funge como improvisada Dirección de Tránsito. ¿Se hará otra?, ¿convivirán con las grúas?, ¿les harán multas por mal estacionamiento?, ¿se acercarán los pasajeros nadando?. No hubo respuesta que tuviese lógica alguna…
Arroyo ensalzó la figura de la gobernadora María Eugenia Vidal, con quien trascendió habría tenido algunos cortocircuitos por la negativa de aquella de girar a Mar del Plata los adelantos convenidos hasta que se aprobara el presupuesto provincial: «La considero un cuadro político de excelencia. Es una persona con grandes conocimientos y un poder de decisión muy grande. Hará una gran gestión y tenemos una muy buena relación de respeto y diálogo«, esbozó.
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Consultado acerca de su posición frente a los llamados «ñoquis», que en Mar del Plata parecen ser demasiados, el jefe comunal dijo que los próximos días «servirán para terminar de acomodar algunas cosas que necesitamos ver en torno a los empleados municipales y el funcionamiento con la gente que se necesita que es capaz en sus funciones». Una forma elegante de omitir que ya ha llegado a un acuerdo con el sindicato de los municipales para no dejar sin efecto ningún nombramiento, por dudoso que este sea.
Pero seguramente el momento más complicado de la noche fue cuando sostuvo que «ya le devolvimos el préstamo al Sindicato de Camioneros» (en obvia alusión al préstamo que esa organización hiciese para poder pagar los salarios de los trabajadores de la Empresa 9 de Julio y terminar con el paro en la recolección) lo que despertó el sobresalto de Moyano que afirmó que «nosotros no prestamos nada», generándose un momento de zozobra para la propia conductora que no lograba entender la contradicción que estaba escuchando. Ocurre que nadie le avisó a Mirtha -y parece que Arroyo se había olvidado- que legalmente esa operación nunca pudo haberse hecho y que por ello Moyano sigue negando aún hoy lo que es un secreto a voces. Un momento singular que en unos despertó una sonrisa y en otros cara de preocupación.