El Papa Francisco llegó el domingo a la República Centroafricana, la última escala de su gira por África, donde el pontífice de 78 años quiere promover la paz y la reconciliación.
A su llegada al aeropuerto en un avión especial de la aerolínea italiana Alitalia, el religioso fue recibido tanto por representantes católicos como musulmanes.
«El Santo Padre no ha venido para los católicos, sino para todos los centroafricanos. Es una buena señal de reconciliación», dijo El Adji Tchakpabrede, representante de la comunidad islámica.
El Papa Francisco llamó a la unidad en República Centroafricana, instando a sus ciudadanos a no ceder ante «el miedo al otro», en un país asolado por la violencia sectaria.
En un discurso en el palacio presidencial, poco después de llegar a Bangui, llamó a la unidad y a no ceder ante «la tentación del miedo al otro, a lo desconocido, a lo que no es parte de nuestro grupo étnico, nuestras opiniones políticas o nuestra confesión religiosa».
El Papa dijo además que esperaba que las elecciones del 27 de diciembre en República Centroafricana ayudaran al país a abrir «un nuevo capítulo».
«Es mi ferviente deseo que las diversas consultas nacionales que se celebrarán en las próximas semanas permitan al país emprender serenamente un nuevo capítulo de su historia», dijo el sumo pontífice al llegar a Bangui, tercera y última etapa de su gira africana.
«A pesar de las dificultades, la República Centroafricana avanza progresivamente hacia la normalización de la vida política y social», dijo.
«Vengo a esta tierra por primera vez» como «peregrino de la paz y apóstol de la esperanza», agregó el Papa en presencia de la presidenta de transición de la República Centroafricana, Catherine Samba Panza.
Samba Panza pidió por su lado «perdón» por «todo el mal» cometido por los centroafricanos durante la violencia entre comunidades religiosas que vive el país desde 2013.
«Depende de las hijas e hijos de este país reconocer sus faltas y pedir un perdón sincero, que su bendición transformará en un nuevo fermento para la reconstrucción del país», dijo la presidenta.
«En nombre de toda la clase dirigente de este país, pero también de todos los que contribuyeron a su descenso a los infiernos, confieso todo el mal que se hizo y pido perdón desde el fondo de mi corazón», agregó.
Miles de personas saludaron al Papa Francisco a lo largo de la Avenida de los Mártires que lleva del aeropuerto de Bangui a la plaza de la Reconciliación, donde lo esperaba una multitud que desbordaba de alegría.
En la plaza de la Reconciliación, donde se erige un monumento que representa una inmensa paloma blanca de la paz, Francisco se subió al célebre papamóvil, desde donde saludó, distendido y sonriente, a los centroafricanos que agitaban banderas.
Cuando el papamóvil se puso en marcha, la multitud desbordó los cordones de seguridad de las tropas de la ONU y francesas, para seguirlo a pie, en bicicleta o motocicleta.
Según el índice de la ONU, República Centroafricana es el tercer país más pobre del mundo. Desde 2013 se encuentra sumido además en un conflicto entre milicias musulmanas y cristianas, después de que los rebeldes musulmanes Seleka destituyeran al presidente Francois Bozize, un cristiano.
Miles de personas han muerto y casi un millón de los cinco millones de habitantes han tenido que abandonar sus hogares a causa de la violencia.
Esta es la visita es la más complicada de la gira papal, pues hay temor de que los extremistas intenten usar la presencia del pontífice para generar nueva violencia. Se prevé que Francisco se traslade en su habitual papamóvil abierto, pese a que las autoridades le habían alertado de que no podrán garantizar su seguridad.
Se espera que las fuerzas locales sean apoyadas por más de 10.000 «cascos azules» de la ONU y tropas francesas.
Bangui es la última escala del viaje africano del Papa, que acaba el lunes. Antes visitó Kenia y Uganda en su undécima salida al extranjero desde su elección como pontífice en marzo de 2013. En África viven unos 180 millones de católicos y la confesión católica crece allí más que en ninguna otra parte del mundo.
Fuente: agencias