Sabíamos que el gobierno resolvió que los delincuentes condenados cobren más que la clase pasiva. Pero siempre es bueno poner nombre y apellido al disparate.
El tema quedó arriba de la mesa cuando la Justicia ordenó equiparar los derechos laborales de los presos en el mismo rango que los de una persona libre. Que cuenten con todos los beneficios, incluso que cobren un aguinaldo y perciben el correspondiente a las vacaciones.Esto impulsó una investigación del diario Muy, que accedió a información referida a algunos detenidos famosos o mediáticos, que por esa misma condición, entre otras, tienen además el «privilegio» de estar en un pabellón de famosos del penal de Ezeiza.
Por 4.400 pesos mensuales brutos, por ejemplo, el ex portero Jorge Mangeri, acusado de matar a Angeles Rawson, trabaja en el sector de mantenimiento y limpieza, además de estudiar.Otro personaje cuyo caso tomó gran repercusión pública es Eduardo Vásquez, ex baterista de la banda Callejeros que quemó viva a su esposa, Wanda Taddei, en 2010. Por ese hecho, está condenado a cadena perpetua. Para él, unos 3.700 en mano por realizar la limpieza de las aulas del penal.
En el rubro narcotráfico también se encuentran algunos asalariados. Por caso, Rodolfo Bomparola, detenido por ser el presunto jefe de una organización narco que le vendía drogas a los famosos, quien hace bolsas de papel madera y recibe su paga por ello. Miguel «Mameluco» Villalba, condenado a 23 años de prisión por causas relacionadas al narcotráfico, también tiene su puesto remunerado.
Estos puestos laborales, según detalla el matutino, son ofrecidos por el Ente de Cooperación Penitenciaria. Este espacio administra 255 emprendimientos carcelarios y, en 2014, contó con un presupuesto de 419 millones de pesos, a lo que se le suman los 30.000 pesos que cada preso le cuesta al Estado. El detalle a destacar también es que dos de cada tres personas que están tras las rejas no realizan tareas laborales.
Tratando de mejorar esa cifra están, entre otros, Leonardo Fariña y el sindicalista José Pedraza, quienes ya presentaron sus currículum y esperan una oportunidad en el sistema laborar carcelario. Buscan ser parte de los más de 7.000 internos que están bajo la órbita del Servicio Penitenciario Federal y cobran una cifra similar a un salario mínimo.
Fuente: Diario Clarín