Una historia de abusos, insultos y desprecio por el género humano que se hizo pública y generó la intervención de la jefatura y el Ministerio. Mejor que no hubiesen aparecido…
Hace pocos días publicábamos la historia de lo que había ocurrido con la oficial subayudante Daiana Rodríguez y su hija Soraya, quienes habían sido víctimas de un atropello violatorio de sus derechos por parte de los superiores de la madre y por supuesto la institución.
Para recordar sucintamente la cuestión diremos que Daiana Rodriguez trabajaba en el partido de San Martín, pero al volver a sus tareas luego de una corta, se encontró con la sorpresa de que la habían trasladado al distrito de Tres de Febrero, por lo que se vio obligada a decirle a los jefes Departamentales que no podía alejarse mucho de su casa, ya que el nuevo destino le demandaban dos horas de viaje de ida y dos de vuelta y su pequeña hija Soraya tenía que estar relativamente cerca de su mamá, ya que presenta problemas de salud, entre ellos respiratorios y cardíacos. Sin embargo, a los jefes de San Martín nada les importó y llegó el traslado.
Al llegar a Tres de Febrero, se decidió a presentar un escrito para pedir que la trasladaran a una zona cercana a su casa, pero el segundo jefe de la Departamental Tres de Febrero, subcomisario Arnaldo Sroka le respondió: “Se equivocó de carrera por tener una hija discapacitada con síndrome de down”, no le aceptó el escrito pidiendo el traslado y como si semejante destrato no fuese ya humillación suficiente… la sancionó.
También contamos que, debido al estado público que tomó la cuestión, Rodriguez fue citada a la jefatura. Dijimos entonces que se abría un margen de esperanza para que las cosas se pusiesen en su lugar. Nada más lejos de la realidad.
El Jefe de la Policía de la Provincia Crio. Pablo Bressi se disculpó con su subordinada, le comunicó que el traslado quedaba sin efecto y…punto. Ninguna medida disciplinaria se tomó ni se tomará con quien violó gravemente los derechos humanos de la joven y que además deshonró a una institución que si por algo se ha caracterizado ha sido por el respeto y el apoyo entre sus miembros.
¿Porqué entonces esa cobertura inmoral?, ¿será cierto que se debe a que el subcomisario Arnaldo Sroka es parte de la estructura «recaudadora» de la fuerza y como tal cuenta con un grado de impunidad que no buscan ni necesitan los miles de agentes honestos que, como Daiana Rodriguez, quedan siempre a expensas de los «elegidos».
¿Será también por eso que el personaje en cuestión no es investigado por graves cuestiones ocurridas en el seno de su propio grupo familiar y que en cualquier otro caso hubiesen derivado en graves consecuencias penales?.
No sabemos; pero lo que es cierto es que la jefatura policial se lavó las manos, buscó un atajo para dejar «conforme» a la víctima y tapó una historia en la que debió demostrar respeto a la dignidad de las personas y cuidado de su personal.
Y la buena oficial y buena madre, como tal vez no podía ser de otra manera, todavía siente agradecimiento por que con ella -y solo luego del escándalo- se haya aplicado el mínimo sentido común.
Porque así estamos todos; somos atropellados, humillados y abusados y nos sentimos felices si sufrimos el menor daño posible.
Simplemente…no pasó nada. Un «perdoname», una «palmadita» y andá a casa.
Hasta el próximo atropello.