La pérdida del poder adquisitivo, la caída del consumo, la tensa calma del dólar y la crisis energética son algunos de los temas que preocupan a los economistas.
Para descompimir la creciente presión política y gremial, esta semana el Gobierno dio el brazo a torcer y eximió de pagar el Impuesto a las Ganancias en el medio aguinaldo a los sueldos menores de $ 35.000. Sin embargo, tras el ansiado regalo navideño que la presidenta Cristina Kirchner anunció durante el cierre de la 20º Conferencia Anual de la UIA, todavía quedan luces de alerta colgando del arbolito.
Frente al inicio de un mes caliente en el historial reciente argentino, la economía local enfrenta múltiples escollos que separan tanto al Gobierno, empresas y sindicatos como a la gente de unas felices fiestas. La pérdida del poder adquisitivo de los salarios, que corren detrás de la inflación; el derrumbre del consumo, uno de los bastiones del modelo K; la tensa calma del mercado cambiario; y la siempre latente crisis energética, son algunas de las variables que habrá que tener en cuenta de cara al fin de año, según los expertos consultados por 3Días.
Ganancias Un regalo navideño
En un ambiente hostil, rodeada de industriales y ante la sombra de un inminente paro sindical, la Presidenta sorprendió a propios y ajenos al anunciar el pasado miércoles en el Sheraton de Pilar una medida que todos demandaban. La eximición parcial de Ganancias al medio aguinaldo representa un alivio para los castigados sueldos de 784.479 trabajadores. «Ante la creciente nominalidad de la economía y especialmente frente a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, Ganancias vuelve a estar una vez más en el ojo de la tormenta este fin de año», dice Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de la consultora Ecolatina. Y agrega: «Para los que quedaron dentro del impuesto, éste es un año de doble pérdida de salario real: por la dinámica de los precios y el aumento de la presión de Ganancias».
Consumo Fin de fiesta
En la previa de la cumbre de la UIA, uno de los máximos referentes industriales ya lo venía cantando a viva voz: si se modificara el Impuesto a las Ganancias y el dinero fuera al bolsillo de los trabajadores, esos pesos irían a parar al consumo. «En un contexto de fin de año y sin alternativas de ahorro, lo que recupere el trabajador por Ganancias debería dirigirse al consumo. Para el Gobierno, de alguna forma, el gasto vuelve por medio de otros tributos», analiza Sigaut Gravina.
Los indicadores reflejan el derrumbe del consumo en 2014: según la CAME, las ventas minoristas cumplieron 11 meses consecutivos en baja, al registrar en noviembre una caída de 4,9% en las cantidades vendidas frente al mismo mes del año pasado. Con este resultado, entre enero y noviembre acumulan un descenso anual promedio de 7,2%. Por su parte, de acuerdo con un estudio de consumo realizado por la consultora especializada Kantar Worldpanel, la contracción del consumo en el tercer trimestre de 2014 hará que el año se despida con una caída entre un 2 y 3% por debajo de 2013.
Plus salarial y más reclamos
Precisamente, la presión gremial para obtener un bono de fin de año ante la pérdida de poder adquisitivo frente a una inflación que ronda entre el 35 y el 40% según las distintas estimaciones privadas, es otra de las luces de alerta que penden del arbol navideño estas fiestas en la Argentina. Previo al anuncio de Ganancias, el reclamo era unánime: exigían su pago los gremios del sector público y también los del privado, y desde los sindicatos más opositores hasta los kirchneristas de paladar negro.
«Ante la caída del salario real, el reclamo de un plus salarial aparece con más fuerza este año. Algunos sectores ya están negociando un bono, pero con la recesión hay algunas empresas que no pueden absorber mayores costos laborales», dice el economista jefe de Ecolatina. Por ahora, la negociación por un refuerzo salarial se disputa caso por caso. «El problema es que muchas empresas están teniendo dificultades y no todas lo pueden dar. Sería un plus muy dispar, según cada sector». sostiene Spotorno.
Empleo Cifras bajo sospecha
Mientras algunos trabajadores presionan para conseguir un refuerzo en el bolsillo de cara el verano, otros luchan para mantener sus puestos laborales. «Si sos un trabajador petrolero, quizás conseguís un bono. Pero si sos un obrero de la industria automotriz, tenés que rogar que no te suspendan», ilustra Spotorno.
En la cumbre de la UIA, entre chicanas y plantillas de Power Point, la Presidenta también había hecho referencia al nivel de empleo. Remarcó que la Argentina cuenta con una Población Económicamente Activa (PEA) compuesta por 18 millones de personas de las cuales unas 17 millones se encuentran actualmente ocupadas. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el desempleo afectó al 7,5% de la PEA en el tercer trimestre del año, igual que en los tres anteriores, pero por encima del 6,8% del mismo período de 2013.
Dólar Tensa calma
A estas alturas, el vaivén del dólar entre los meses de diciembre y enero ya se convirtió en un clásico del verano. Con el nombramiento de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y mediante la aplicación de férreos controles a las cuevas se alcanzó una suerte de pax cambiaria. Así, la brecha con el dólar blue se acomodó en torno al 50%.
Sin embargo, el Central tiene motivos para estar alerta antes del brindis del fin de año. «En diciembre hay un componente estacional en la emisión monetaria que tiene que ver con la necesidad financiera del tesoro causada básicamente por el pago de aguinaldos», dice Tetaz. Y agrega: «El BCRA no tiene incentivos a esterilizar como lo viene haciendo porque es un mes de mayor demanda de dinero por las fiestas y las vacaciones».
Spotorno suma otros dos factores estacionales que pueden alterar el mercado cambiario: «Para enero, también aumenta muchísimo la oferta de dinero, porque el déficit fiscal de diciembre es una parte muy importante (cerca el 50%) del déficit fiscal anual. Visto que el Gobierno no tiene financiamiento externo, tiene que emitir para financiar ese déficit», dice el economista de la Universidad Nacional de La Plata. Y agrega: «A esto, se suma el hecho de que los dólares que entraban por la cosecha de trigo, que antes eran muy importantes en este período, prácticamente han desaparecido».
Crisis energética En manos del clima
Otro de los condimentos de fin de año a los que los argentinos se acostumbraron durante la útlima década son los cortes de energía cuando suben las temperaturas. En este sentido, la caída del nivel de actividad puede disimular los problemas estructurales del sector energético asociados a la oferta y demanda de electricidad. Sin embargo, para el ex secretario de Energía Daniel Montamat, «este verano va a seguir mandando el clima y el pacto con la Providencia». El experto pronostica que si hay varios días de calor sostenido, el sistema de distribución eléctrica en Capital, Gran Buenos Aires y muchas provincias argentinas va a tener fallas localizadas.
«Hoy la economía argentina tiene serios desbalances. En materia energética, fiscal, cambiaria e inflacionaria, por nombrar solo algunos aspectos», enumera Spotorno. Y concluye: «Esta inestabilidad implica que el país está mal parado ante cualquier shock. En ese marco, diciembre y enero suelen ser meses con turbulencias, con mucho flujo de pesos y de dólares en la economía, con lo cual el desequilibrio es mayor».