Alberto bajo fuego: los «cristinos» del gabinete presentan renuncia

RedacciónPocas horas después de la renuncia masiva del gabinete provincial los funcionarios impuestos por la ex presidente presentaron su dimisión a Alberto Fernández. Guerra abierta.

Temprano por la mañana Cristina Fernández y el presidente de la nación se reunieron en Olivos y según los testigos la charla terminó sin acuerdo alguno sobre los motivos de la derrota electoral y los pasos a seguir para remontar la cuesta de cara a octubre.

El principal punto de desacuerdo estuvo referido a la negociación con el FMI. La ex presidente pretende que el gobierno se plante ante el organismo e imponga una moratoria de diez años para pagar la deuda o se retire de la mesa de negociaciones.

La cuestión de los ministros -esos funcionarios que no funcionan que la tienen desvelada desde hace tiempo- también fue motivo de desencuentro: la pretensión de Cristina pasaba por sacar del gabinete a los hombres más identificados con Alberto y suplantarlos por gente de su propio entorno, potenciando la presencia y el poder de La Cámpora en el gobierno nacional.

La respuesta de Alberto vino en la sobreexposición de Martín Guzmán a su lado en el acto de lanzamiento del proyecto de ley de inversiones en hidrocarburos en el Museo del Bicentenario, aledaño a la Casa de Gobierno. El ministro se mostró en pleno ejercicio de su función y dejó claras señales de que no iba a ceder su sillón y que contaba con el apoyo presidencial.

Y Cristina movió sus piezas: en pocas horas todos los funcionarios que le responden directamente, encabezados por el ministro del Interior Wado de Pedro, presentaron sus renuncias disparando una actitud similar en la mayoría de los integrantes del gabinete nacional.

 Martín Soria, Jorge Ferraresi, Roberto Salvarezza, Luana Volnovich y Fernanda Raverta, Juan Cabandié y el titular de Aerolíneas Argentina Pablo Ceriani, pusieron las suya a disposición de Alberto Fernández en una clara señal de acatamiento a la orden de Cristina de vaciar el gobierno si no se cumplían con todas sus demandas.

Es posible que desde el despacho presidencial se busque maquillar la jugada pidiendo a todos los demás miembros del gobierno que también dimitan, tratando así de esconder la imposición del ultra kirchnerismo tras la cortina de una reorganización habitual en estos casos. Pero ya es tarde para negar lo evidente.

Queda ahora saber si el mandatario aceptará mansamente la imposición, formará un nuevo gobierno con funcionarios de su confianza -recuperando cajas en manos de La Cámpora y el cristinismo como el PAMI, la obra pública y la ANSES- o buscará recostarse en los gobernadores y en el peronismo tradicional ubicando en la jefatura de gabinete a Sergio Massa e iniciando un diálogo que incluya a sectores de la oposición.

Los tiempos se acortaron, la guerra está planteada y Alberto tiene ahora una posibilidad de mostrar capacidad de maniobra ante el fuego «amigo».

O aceptar su papel de personaje de reparto y hacer todo lo que Cristina ordene.

Se verá….