Aldosivi llora la muerte de Atilio Sánchez, una de sus glorias máximas

Por: José Luis Ponsico (*)-Hace unos días falleció Atilio Sánchez, delantero de Aldosivi que jugó en Vélez Sarsfield 1958/59, tiempo en el que coincidió con Ludovico Avio.

Luego volvió para jugar en Quilmes, contratado por José «Pepe» Piantoni, siendo campeón del fútbol local. Con la «V» azulada coincidió con Ludovico Avio, otro emblema

Asimismo, se conoció homenaje que Aldosivi organiza a Salvador «Tatore» Vuoso, uno de los últimos
legendarios de recordados equipos de los´50 y 60. Autor de más de 300 goles con la divisa que en los´70 pasó a ser difundida como «El Tiburón».

Vuoso, romántico «9», punta, baja estatura, rápido, gran definidor. Basaba lo suyo en la astucia, pique corto y valentía. A la distancia, «el Nene Sanfilippo del fútbol marplatense».Más de 300 goles entre 1956 y el´64. Ascenso incluído.

«Tatore», apodo pesquero, la Italia meridional anclada en Puerto marplatense, célebre por jornadas de pescador -héroe de lanchitas amarillas, centenares que partían a la pescamedia altura- volviendo con lo justo, para ponerse los cortos y jugar en Aldosivi. Inolvidable etapa del club, Primera B, 1956/57/58: Amorena, Vinagre, Vuoso, Manini y De Rosa.

«Una curiosidad -comentó Vuoso en homenaje a su amigo fallecido- la Tercera que integramos con Atilio Sánchez, antes del ascenso a Primera, tenía promedio cuatro goles por partido. Una delantera inolvidable. Enseguida se lo llevó Vélez Sarsfield, para el fútbol grande», dijo

«Atilio, encarador, fuerte, otro estilo, gran delantero. En Vélez Sarsfield se encontró con el notable Ludovico Avio, llegado de Argentinos de Quilmes y en el´58 jugó el Mundial de Suecia, suplente de (Eliseo) Prado», agregó Vuoso, próximo a cumplir 80 años.

«Nos veíamos siempre. Fuímos muy amigos. Incluso cuando él ya grande se fue a jugar a Necochea; también <la rompió< allá. Vélez estaba en un recambio del gran ataque (Sansone, Conde, Ferraro, Zubeldìa y Mendiburu) donde sólo quedaba (Marcelo) López Espinosa.

«Tenía problemas de salud desde hace un tiempo. Al final, su hija le comentó a mí hijo Jorge, que en los últimos tiempos sólo pedía ver a su amigo Tatore» evocó Vuoso, entre lágrimas. «Así se recuerdan a los amigos» añadió Jorge Vuoso, también emocionado. Testimonios propios.

El cronista a su vez evocó otro recuerdo de grandes amistades en el fútbol de aquellos tiempos. En River, 1957/58, división Tercera, una gran amistad entre Julio Nuín, lateral izquierdo y Juan Carlos Malazzo, el «6». Ambos del Juvenil, Sudamericano de Chile.

En los´90 «Chiche» Malazzo llevaba casi treinta años radicado en México; llegó después de la gran campaña en Argentinos Júniors, los´60. Mientras, Nuín con su fuerte remate se destacaba en Atlanta. Una enfermedad postró al defensor. La familia sospechaba que él imaginaba el final. Tenía un mal incurable.

Cuando el desenlace era inevitable, Nuín pidió a su esposa que <lo cremaran y las cenizas se las dieran a su amigo Malazzo<. El «6», avisado, tomó vuelo de emergencia y llegó con lo justo para verlo, últimas horas de vida. Volvió a México con tributo, póstumo, del amigo de la Tercera división.

(*) Columnista de la Agencia Télam