Argentina 1 – Islandia 1 : empate con sabor a «todo mal»

RedacciónUn equipo mal plantado, sin idea de juego y con una formación cuestionada y sin rodaje, dio el único resultado posible: debut para el olvido. Mucho para cambiar y todo para mejorar.

Un país entero pedía por Franco Armani en el arco argentino. ¿No habrá en un país entero cien personas que entiendan de fútbol?. Entonces...¿porqué insistir en el capricho de prescindir de un arquero capaz de transmitir a sus compañeros esa sensación de que pueden jugar tranquilos porque él está atrás custodiándolos?.

Wilfredo Caballero jugó en la selección poco más que el «1» de River. Lo hizo contra una Italia que no llegaba nunca, contra España -que si lo hizo- y le metió seis goles y ahora contra Islandiia. ¿Es tanto el rodaje en el equipo del que hablaba Sampaoli?. Tres partidos…siete goles. Frente a Islandia la derrota lleva su nombre; poco hizo Argentina para ganar pero el arquero cometió tantos errores como fueron necesarios para que, al fin, el rival consiguiese ese gol que le permitió cerrar una tarde histórica para su fútbol.

Argentina fue un equipo sin alma, sin ideas y sin rebeldía. Pero ello no puede sorprendernos cuando observamos ese tembladeral mental y emocional que transmite desde el costado de la línea de juego Jorge Sampaoli.

Todo el país creía que frente a Islandia el mediocampo debía tener, al menos, un creador de fútbol. Todo el país…menos Sampaoli, que insistió en jugar con un insólito doble cinco frente a un rival que solo pensaba en abroquelarse y no dejar jugar.

Todo el país sostenía que para complicarle al rival ese juego destructivo era necesario abrir el juego por los costados, separar el enjambre defensivo y aprovechar con centros desde el fondo la notoria dificultad de los gigantes escandinavos para girar. Todo el país…menos Sampaoli. Que dejó a Pavón en el banco y lo puso a correr por las bandas a Salvio, con la única posibilidad conocida de tirar centros sin otro destino que la cabeza de los defensores rivales.

Apagado Messi -muy lejos de ese Cristiano Ronaldo que se puso a su equipo al hombro, insufló ánimo a sus compañeros y terminó equiparando la mediocridad portuguesa con el brillante fútbol español tan solo por la fuerza de su personalidad y talento- apenas la voluntad de Agüero, solo en el medio del área, y la entrega de Otamendi en el fondo son aspectos a rescatar de este fracaso inicial.

¿Fracaso?…si, fracaso. El rival era Islandia, un equipo inexperto y rudimentario que hubiese sido ideal para doblegar con fútbol o para hacer que sienta el peso de la historia y los nombres. Y nada hubo de eso; el fútbol ausente y la personalidad también.

Croacia y Nigeria son más que Islandia. Los africanos ya han demostrado que no se apichonan frente a los pergaminos argentinos y se plantan al «toma y daca» con una sonrisa en forma de pelota. Los europeos son prolijos y saben que la defensa argentina no se caracteriza por el orden y la eficacia. Y este empate les viene como anillo al dedo. Cuidado…

Esto recién empieza y es mucho lo que queda por delante. Pero pretender que solo se trató de una mala tarde y que se puede transitar por el mismo camino, con las mismas ideas y los mismos nombres es una vía inevitable al suicidio.

En el camino previo todo se hizo mal; ante Islandia todo se hizo mal..¿qué sigue ahora?.