Por Adrián Freijo – A horas de debatirlo, el intendente sabe que algunos puntos serán rechazados por su propia tropa. ¿Para qué seguir adelante?. ¿Una excusa para liberarse de Mourelle?
No son pocos los puntos del proyecto de presupuesto y de la Ordenanza Fiscal que el intendente sabe que no pasarán por la aprobación de los concejales. Ni los opositores ni los propios.
La quita de exenciones a los medios de difusión es seguramente uno de los más «sensibles». ¿Cree en serio Arroyo que el radicalismo va a quemar sus posibilidades electorales enemistándose con quienes tanto inciden en la opinión pública?. ¿Supone afiebradamente que Vilma Baragiola, Maxi Abad y los suyos lo vana a compañar en la patriada?.
Ahora que todos saben que la línea directa entre Don Florencio y María Eugenia -sin duda la pareja del verano- pasa por su momento de mayor conexión… ¿van a tirarse contra los medios de difusión?…¿van a desoír la órden de la mandataria en el sentido de dar marcha atrás con la quita de dicho beneficio a los espectáculos teatrales?.
¿Cree el jefe comunal que la quita de beneficios a sociedades de fomento, clubes, sindicatos, mutuales, obras sociales y a tantas otras organizaciones que hoy contienen como pueden las crecientes necesidades de la gente va a contar con sus «trece leales» al momento de levantar la mano y perjudicar a miles de marplatenses?. Sin contar con que Cambiemos también tiene en su seno a varios representantes de los sectores afectados…
Entonces…¿para qué dar un debate que se sabe perdido de antemano?. ¿Otro capricho?...¿otro desembarco en Normandía que termina ocurriendo en cualquier playa inhóspita de esas que tanto le gusta visitar al intendente?….¿un nuevo berrinche de los tantos que lo han dejado expuesto en los penosos dos primeros años de su administración?.
¿O una jugada sutil para sacarse de encima a Hernán Mourelle, ese superfuncionario que le han impuesto desde La Plata y ni siquiera lo consulta cada vez que va a imponer (o tratar de hacerlo) alguna de sus cuestionadas medidas de recorte?.
Lo cierto es que pasan los días, el Concejo se desangra en mil discusiones internas y estériles, ninguna de las cosas que trata de implementar Mourelle puede comenzar a plasmar en realidades y la sensación de barco a la deriva que da la administración ya se ha instalado aún entre los más distraídos de la ciudad.
Y todos se preguntan hacia donde va Carlos Arroyo y que idea ronda por su cabeza cuando insiste en levantar un muerto que además no tiene interés alguno en resucitar.
Solo él lo sabe…