Arroyo encontró su Normandía y estaba justo en el Hermitage

RedacciónSe acabó la épica, fin para la soberbia y rendición con bandera y banda. Arroyo terminó poniendo la cara en un proyecto de su archienemigo al que ahora pretende aliado. Triste.

El Intendente Municipal Carlos Fernando Arroyo participó este miércoles de la inauguración de los trabajos de obra del complejo Royal Park, ubicado en25 de Mayo y Santa Fe. Dicho proyecto contempla la construcción de dos edificios, un sector destinado a la instalación de locales comerciales, un espacio público y una zona de estacionamiento.

El ambicioso proyecto tendrá una superficie cubierta de 50 mil metros cuadrados, con una inversión total de más de mil millones de pesos, a cargo del grupo empresario Brickell Capital. El plazo de obra es de 5 años y según el cronograma de tareas, en una primera etapa se construirá la primera torre, dejando luego la concreción del zócalo comercial y de oficinas sobre el boulevard. La última etapa incluye el segundo edificio residencial, sobre Santa Fe.

Lo que llamó la atención de todos los asistentes es que es público y notorio que Florencio Aldrey es parte del emprendimiento que entre otras cosas tiene a Jerónimo Mariani(arquitecto del estudio Mariano-Pérez Maraviglia-Cañadas), como profesionl a cargo del proyecto y la dirección de obra. Alguien que es «el arquitecto del poder» que comandó la remodelación del Hermitage, el edificio sobre el Parque San Martín que encaró el titular del multimedios y el Paseo Aldrey en la vieja estación de ómnibus.

Y Arroyo, que creyó demostrar poder cuando se apersonó en el hotel de la costa para clausurarlo por un par de matafuegos vencidos, parece haber tomado nota de su soledad ante el desprecio de la gobernadora y todo el espacio Cambiemos y ni lento ni perezoso envió a sus embajadores a negociar una rendición que seguramente será a toda deshonra.

“Comenzamos con esta obra y seguiremos con muchas más. Estamos haciendo la Argentina del futuro. Dejamos atrás un pasado oscuro que, realmente, los argentinos queremos olvidar. Y empezamos a ver el mundo que viene, un mundo distinto, con más obras, trabajo, ocupación, porvenir, futuro y posibilidades. Es trabajo para muchísimo tiempo, para una gran cantidad de gente. Significa un gran proyecto y la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de la gente, que es nuestra función”

“En mi actual administración, estamos convencidos en la necesidad de una asociación entre lo público y lo privado. Aquí está lo privado haciendo un aporte extraordinario y nosotros lo que representamos al Estado, vamos a acompañar a este y a todos los proyectos que lleven a General Pueyrredon a ser el mejor lugar de la República Argentina”, concluyó Arroyo,

Palabras elocuentes de quien creyó ser Mariscal de Campo de la nueva era y termina agarrado a una tabla de salvación que seguramente le hará sentir el axioma que guía todos los actos de su nuevo «amigo»: «el único tipo de hombres que llega acá es el de los sometidos».

Lejos de las inauguraciones oficiales y abandonado de los favores políticos Carlos Arroyo parece haber entendido que solo le queda capitular pequeñas inquinas lugareñas para llegar a un lugar que ni el mismo sabe definir.

Triste, solitario y final…