Arroyo, Montenegro y Dietrich: «Las alegres comadres de Windsor»

Por Adrián FreijoLa interna de Cambiemos está tan desmadrada que sus protagonistas utilizan cualquier ocasión para ponerla en evidencia. Hoy le tocó a la Avenida de Circunvalación.

Esta vez el escenario fue el aeropuerto local, durante el anuncio de las obras de ampliación y remodelación que se llevarán adelante. Pero la puesta en escena fue la misma de los últimos tiempos….

“Hace muchos años venimos planteando que para el comercio, el puerto y el transporte es necesario, por el tamaño de Mar del Plata, tener si o si una avenida que genere circulación alrededor de toda la ciudad”, dijo muy suelto de cuerpo el diputado Guillermo Montenegro, desvaído postulante a la intendencia local al que desde las cercanías de María Eugenia Vidal siempre «colocan» en los actos públicos aunque más no sea para marcar la cancha. No sería raro que en cualquier momento apareciese concelebrando una misa con Mons. Mestre o entrenando a Peñarol como ayudante de campo de Leo Gutierrez.

“Siempre estamos hablando del tema con Guillermo (Dietrich) de la posibilidad de realizar en algún momento la obra le la Avenida de Circunvalación con aportes públicos y privados». sostuvo Montenegro, ante un ministro cómplice y un intendente cuya cara se asemejaba a la de quien acaba de darse un atracón con sandía y vino. Y es que el proyecto es, desde hace muchos años, uno de los objetivos máximos de Carlos Arroyo, quien no se cansó de anunciarlo en su campaña y por el cual hizo tantas como infructuosas gestiones desde su asunción.

¿Lo sabía Montenegro?, por supuesto que sí. ¿Conocía Dietrich que el diputado nacional iba a hacerle ese planteo en público?, claro que también; solo se trataba de mortificar al intendente y marcar una vez más ese absurdo desprecio que los integrantes del «calificado» grupo cercano a Macri y a la gobernadora siente por el jefe político marplatense.

Arroyo no pisó «el palito» y se mantuvo en su actual estrategia de hablar siempre bien del presidente y la mandataria bonaerense, aunque no pudo evitar lanzar un dardo dirigido al corazón de Montenegro cuando, hablando del crecimiento de la operatoria aeronáutica desde y hacia la ciudad, se refirió a “los que somos de Mar del Plata», para recordar a los presentes que alguien allí era «sapo de otro pozo».

Otra vuelta de tuerca a una situación de tirantez que parece no tener tregua y otra demostración del conventillo en el que se ha convertido la ajada alianza de gobierno además de otra falta de respeto que ya no se dirige solo al intendente sino que afecta a toda Mar del Plata. ¿Es qué creen realmente los amigos del presidente y de Vidal que pueden utilizar cada hecho público para montar con Montenegro la representación de sus ganas de quedarse con la ciudad?.

Sea lo que fuese, lo cierto es que esta situación ya torna aburrida y en cualquier momento puede terminar en un escándalo. Que si ocurre…no será porque alguien haya hecho algo por evitarlo.