TU CARA ME SUENA
La presencia de Facundo Campazzo ya no pasa desapercibida. Dentro de la cancha marca la diferencia con su juego explosivo y su desfachatez para jugar al básquet con 1,79 de altura, pero ahora también lejos del parquet se lleva todas las miradas porque, aunque no tiene la popularidad de los consagrados, es naturalmente el referente del recambio de la Generación Dorada.
Por Florencia Cordero
Hoy se destaca con la selección nacional y hasta la temporada pasada lo hizo en Peñarol de Mar del Plata como una de las grandes figuras de un exitoso ciclo histórico. Tras haber sido uno de los privilegiados que integró la delegación argentina que disputó los Juegos Olímpicos de Londres 2012, a los 23 años jugará su primer mundial en España 2014 y sueña con dar el salto de calidad con la camiseta del Real Madrid.
Antes de jugar por primera vez en el exterior, Campazzo ya tiene planificado su casamiento. Apenas termine de jugar el Mundial en Madrid se irá a Córdoba donde lo espera su noviecita de la infancia. «La vida de Facu es un huracán», dijo feliz por la noticia, Mary, la mamá del novio, gran sostén del pequeño gran gigante del básquet.
Campazzo llegó a Mar del Plata para probarse en Peñarol con la ilusión de jugar la Liga Junior. Causó una muy buena impresión, le dijeron que se quedara y él aceptó emocionado, pero pidió festejar su cumpleaños número 16 en su Córdoba natal junto a su familia.
No tardó en integrar al plantel de Liga Nacional y el destino provocó que su protagonismo llegara antes de tiempo por el retiro forzado de «Tato» Rodríguez por problemas cardíacos. Al tener que ocupar el lugar de uno de los máximos ídolos de Peñarol, Facundo tuvo que afrontar un gran desafío y cumplió con creces, aceptando consejos, aprendiendo y, sobre todo, jugando con su propio estilo para convertirse en la aparición más trascendente de la Liga de Argentina en muchos años.
Ya ganó todo a nivel nacional e internacional con Peñarol, pasó a ser una pieza clave de la selección argentina y está listo para jugar en el exterior. Pero este cordobés inquieto, que nunca se conforma, tiene un objetivo muy claro que es llegar a la NBA como él mismo reconoce aunque sin desesperarse.
La primera parte de la historia se escribió con el vértigo que le pone Campazzo a su juego y lo que viene será el fruto de su propia exigencia y dedicación.
Y sí… Mary tenía razón: la vida de Facu es un huracán…
