El Xeneixe vapuleó al Millonario con un 5-0 que será difícil de olvidar. Las tres expulsiones en River muestran su impotencia ante el buen juego del rival.
Sin equivalencias en todo sentido. Boca goleó 5 a 0 a un River desconcertado y descontrolado en el segundo y último superclásico del verano. Cristaldo, Palacios, Chávez, los tres en el primer tiempo, Calleri y Betancur hicieron los goles. Los millonarios terminaron con ocho hombres: fue expulsado Mayada en el primer tiempo, y vieron la roja Carlos Sánchez y Teo Gutiérrez en el segundo tiempo.
También importaron los contextos. Por primera vez en los últimos tiempos River llegó con las defensas bajas. Lo había impresionado la derrota de la semana pasada con una formación xeneize alternativa (1-0) y, aunque ninguno lo confirmó, la palabra desquite deambuló por la mente de varios en el plantel dirigido por Gallardo. El ánimo azul y oro, en cambio, estaba al tope no sólo por el éxito en el superclásico, sino por haber salido airoso en el desempate con Vélez (1-0). Con el terreno allanado en la clasificación a la Copa Libertadores, en un grupo más accesible de lo que se imaginó, Boca empezaba a sentirse otra vez en la pole position. Hacía mucho que eso no pasaba. Y aceleró hasta quién sabe dónde, con dos laterales con mucha proyección; con Gago como volante de contención, con Pablo Pérez y Cristaldo como laderos, y con tres atacantes incansables, Palacios, Gigliotti y Chávez. Varias veces jugó 4-3-3, aunque, por características, fue más ofensivo que nunca.
Los xeneizes aprovecharon los errores de un River muy mal parado en la etapa inicial y se fueron un 3 a 0 al descanso. En el segundo tiempo, los millonarios sufrieron las expulsiones de Sánchez y Teo y, así, el equipo de Arruabarrena le puso al moño a la noche con una goleada histórica.