Central dejó atrás sus dudas con un triunfo inobjetable en Florencio Varela

Central se regaló una importante victoria. De esas que tienen valor agregado. Ayer superó con claridad por 3 a 1 a Defensa y Justicia en Florencio Varela, enterró las dudas de los últimos cotejos a tiempo y ahora se anima a mirar la Sudamericana en el horizonte, más distendido, con otro semblante.

Fue un triunfo de recomposición. De recuperación interna. Con razones y merecimientos que condimentaron una actuación que no dejó lugar a segundas lecturas. El elenco auriazul ganó bien y la diferencia en el tanteador reflejó en buena medida lo que pasó en la cancha.

El primer tiempo no ofreció un trámite de alto vuelo. Mucho choque, pierna fuerte y pocas ideas para ganar terreno y lastimar al rival. En ese marco fue Central el que inquietó más desde sus respuestas rápidas. Cuando recuperaba pelotas en zonas propicias, metía un cambio de marcha más que el rival y llevaba peligro al área local, no siempre con la claridad necesaria.

En los primeros 45′, las chances más claras fueron de la visita. A los 30′ Barrientos robó en la mitad de la cancha y la cedió a Acuña para que se meta como un cuchillo por el medio. Pero el remate de Cachete no pudo con la salida de Pellegrino, que tocó justo y la mandó al córner.

A los 41′ tuvo otra ocasión muy favorable. Valencia entró por derecha, tuvo dos disparos claros en sector de gatillo, que fueron conjurados por el arquero del Halcón, y luego Acuña capturó el rebote pero la envió por arriba del travesaño, luego de un toque en un rival.

Por su parte, a Defensa todo le costaba demasiado. Arrimaba, pero no tenía pólvora como para herir. Además, Caranta estuvo atento cada vez que lo requirieron y disimuló algunas vacilaciones ocasionales de los pibes Berra y Acevedo.

Así, Central se marchó al descanso con la aguja levemente a favor en la balanza de los merecimientos. En un choque chato, en el que no hubo grandes luces, le faltó determinación para definir sus oportunidades.

Y en el arranque del complemento, justo cuando el local apretaba con el ingresado Rius, Acuña fabricó un hueco por derecha, fue a fondo con una corrida electrizante y clavó la pelota entre Pellegrino y su caño izquierdo. Fue la apertura.

Ese golpe dejó aturdido al local, que perdió estabilidad, paciencia y entró en un cono de imprecisiones.

Central le sacó oro a esa desesperación, con un disparo cruzado de Niell, quien convirtió el segundo apenas había entrado y enseguida salió de la cancha por una molestia en el isquiotibial. En cinco minutos, dejó su firma en el partido.

Defensa no bajó los brazos y de tanto ir descontó a través de Camacho, uno de los pocos puntos rescatables del dueño de casa.

Y antes de que se genere un clima de reacción posible, una escapada de Jonás por izquierda desembocó en los pies de Medina, que después de un enganche anotó el tercero para liquidar el pleito.

Desde allí todo fue alegría para Central, que esta vez no corrió riesgos y construyó una victoria inobjetable, de esas que alimentan el espíritu, para darle nuevos bríos a sus viejas ambiciones.