¿Por que los dictadores sueñan siempre con velorios kilométricos?; ¿miedo a irse?, ¿placer por la adulación hasta después de muerto?. Sea por lo que fuese hoy comienza «la semana póstuma de Fidel».
Cuba permanecía en estado de vigilia tras la noticia del fallecimiento de su histórico líder Fidel Castro y a la espera de que mañana comiencen los homenajes que se extenderán por toda la semana, hasta el domingo próximo, cuando sus restos serán sepultados.
Allí, decenas de operarios instalaban el proscenio, colocaban vallas y hacían otros arreglos bajo la atenta vigilancia de un grupo nutrido de militares.
En los alrededores de esa histórica plaza estaba montándose una estructura para que los asistentes puedan moverse en filas hasta la base del monumento al prócer José Martí, donde en 2013 se celebró un funeral simbólico al presidente venezolano Hugo Chávez.
La Habana, habitualmente bullanguera, mostraba hoy silencio y tranquilidad, con un clima de tristeza entre los partidarios del líder muerto, de respeto entre sus adversarios y de reflexión por el futuro entre todos.
No obstante, se observaron especialmente concurridos el malecón y la zona de San Cristóbal, por turistas que ya estaban en la ciudad cuando se conoció la noticia de la muerte de Castro y por enviados de canales de televisión extranjeros.
Desde hoy y hasta el domingo próximo, cuando las cenizas de Castro serán depositadas en el cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, quedaron suspendidas todas las actividades públicas.
Ni los partidos de los torneos nacionales de béisbol -el deporte más popular en Cuba- y de fútbol se jugaron hoy, ni se realizará el sábado próximo el concierto que tenía previsto ofrecer el tenor español Plácido Domingo en el Gran Teatro de la capital.
También permanecieron cerradas las discotecas y las salas de fiestas, mientras las emisoras de radio y televisión emitieron una «programación informativa, patriótica e histórica» destinada a exaltar la figura de Castro que mantendrán durante los nueve días del duelo nacional decretado.
Al mismo tiempo, los diarios oficiales Granma y Juventud Rebelde imprimieron sus ediciones de hoy solamente en blanco y negro, sin el rojo habitual en el caso del primero ni el azul típico del segundo.
En cambio, las autoridades no declararon la «ley seca», por lo que bares, restaurantes y licorerías vendieron bebidas alcohólicas con normalidad, y la misa dominical se celebró como siempre en la catedral.
Tras ser cremado en una ceremonia privada -que se realizó ayer sábado, según la agencia de noticias DPA- sobre la que aún no se había informado oficialmente, los restos de Castro serán llevados en automóvil en una caravana de varios días hasta Santiago de Cuba.
La caravana seguirá un recorrido similar, pero inverso, al que Castro utilizó en los primeros días de 1959 para llegar a La Habana una vez que su guerrilla provocara la derrota y la huida del entonces dictador Fulgencio Batista.
De ese modo, la urna con las cenizas de Castro pasará durante cuatro días por 13 de las 15 provincias cubanas, hasta llegar a Santiago de Cuba, a 870 kilómetros al este de La Habana.
Mientras tanto, Miami -donde reside una nutrida colonia de cubanos disidentes- continuó albergando hoy muestras de alegría y celebración por la muerte del líder histórico de la revolución cubana.
La organización Damas de Blanco, de familiares de presos políticos que habitualmente marcha los domingos por La Habana, realizó hoy una pequeña manifestación en Miami, donde la semana pasada se impuso el nombre del grupo a un tramo de una avenida, al grito de «Libertad, libertad».