Con la «tirada del fideo» el intendente inauguró «otra» fiesta

¿Fiesta Nacional del Mar?; los presentes llegaron convencidos de asistir a la 35º Fiesta Nacional de los Pescadores, pero la confusión del jefe comunal los hizo dudar a todos. No pega una.

No fue un buen día para Carlos Arroyo. A lo que con alguna dosis de bondad puede catalogarse como un papelón -las idas y vueltas en el tema de las fiestas electrónicas- supo darle corolario cuando por la noche cayó en otra de sus habituales confusiones y en vez de dar a los presentes la bienvenida a la Fiesta Nacional de los Pescadores mencionó su satisfacción por participar de la “Fiesta Nacional del Mar”.

Fiorini y Giri la pasaron entre cuchicheos y                                       ¿planes comunes?

Por ahí andaban cuchicheando uno que llega y otro que se va Lucas Fiorini, ya integrado a las cercanías de Zorro Uno en otra demostración de que la política argentina sigue siendo lo más previsible que pueda existir- y Emiliano Giri, dispuesto a ir subiendo escalones aunque nadie lo invite a la escalera. Ambos deben haber llegado a sus casa «con las orejas coloradas» como decían nuestras abuelas cuando alguien quedaba en medio de las murmuraciones.

La felicidad eterna de la titular del EMTUR. ¿Por                  la buena imagen de la ciudad?

Graciela Magnoler forzaba mandíbula para hacer más visibles sus risotadas. Se ve que alguien le ha dicho que estar contento todo el tiempo también es parte del éxito. Tal vez le serviría darse una vuelta por los barrios extramuro del centro y las playas, aunque seguramente por allí tanta felicidad no sería muy bienvenida.

Sin autoridades nacionales, sin representantes gremiales, con algunos fantasmas del pasado y discursos que se repiten año a año pidiendo ayuda para el sector, se fue otra fiesta del puerto local dejando, como siempre, notas para olvidar y la belleza de la nueva soberana Jacqueline Bertello, de 23 años seguida por la primera princesa Ana Gabriela Campanella Di Scalla (24) y la segunda princesa, Aymara Basanta (18).

Desde la banquina los lobos desperezaban su pesado sueño mientras parecían recordar que esta postal ya la habían visto antes.