CRISTINA: INTIMIDADES DE UN CAMBIO DE RUMBO

¿Qué cambió para que la Presidente diera un giro de 180° en su visión del caso Nisman?. El miércoles a las 23.00 hs. recibió un llamado de Parrili que la obligó a virar.

Fueron horas tensas en la residencia de Olivos. Cristina no estaba de buen humor pero a diferencia de otras veces no era la furia la que la dominaba.

Una sensación de abatimiento inocultable le había ganado el ánimo y por un momento sintió que todo se movía bajo sus pies.

Oscar Parrili había llamado media hora antes y su mensaje no pudo ser más claro y preocupante: «La fiscal fein me dice que no puede manejar a la jueza y que la declaración de Bogado va a ser antes del sábado» le comunicó.

«Acá en La Casa (N.R: las oficinas de la SIE) dicen que el tipo tiene copia de cada reunión, de cada charla y de cada memo interno», continuó, «vamos a tener que adelantarnos y cambiar el discurso».

La Jefa se limitó a decirle que llamara a Anibal Fernández y a Jorge Capitanich para que no volviesen a hablar hasta que ella se los indicara y se hundió en un mutismo absoluto.

Cuando por fin decidió que lo mejor sería subirse a las sospechas de la gente, sabía que el precio político iba a ser muy alto. A partir de ese momento su gobierno correría tras los acontecimientos y por primera vez lo haría sin argumentos…y con un muerto en el placard.

Se sentó en su computadora y comenzó a escribir; a las cuatro de la mañana el nuevo relato -¿el último?- estaba terminado.

En cada palabra se estaba jugando el destino de su gobierno y el suyo personal.