CUANDO UNA FOTO TIENE EL VALOR DE UN TESTIMONIO

Ahí está la foto como muchos hubiesen querido que se publicara. Sin Aylan, sin la imagen de su absurda muerte. Una foto que no diría nada, que no nos contaría lo que pasa. Que mentiría…

Mucha gente se ha enojado con el periodismo por publicar la foto del cadáver de Aylan a la vera del mar. Sin embargo hemos cumplido con el rol que nos toca: despertar a las conciencias.

Decía Cicerón que el maestro debe ser como el tábano sobre la noble bestia. Y su acerto fue tomado por algún viejo periodista para ilustrar cada día la portada de su diario definiendo cual ha sido siempre el papel de la prensa.

Nosotros tenemos que informar, pero también tenemos que despertar las conciencias dormidas, mostrando la cara más dolorosa de la humanidad.

¿Qué hace el gendarme de la foto?, ¿manda un mensaje con su teléfono?, ¿toma fresco a la orilla del mar?, descansa de su trajín diario?. Todos sabemos ahora que no; y todos sabemos que está observando un cuerpito muerto al que, como hicimos nosotros en el montaje, muchos hubiesen querido sacar de escena.

Cuando se publicaron las fotos de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki muchos se enojaron con la prensa. Pero nunca más se utilizó una bomba atómica contra poblaciones civiles porque el mundo convirtió esa posibilidad en un crimen de lesa humanidad.

Las horrorosas imagenes de los campos de extermino nazi dieron la vuelta al mundo despertando rechazos e indignaciones. Pero nunca más una monstruosidad como el holocausto pudo implementarse sin que el mundo pudiese decir que no sabía lo que pasaba.

Las caritas angustiadas y los cuerpos arrasados de miles de chicos que sufren desnutrición en África o en el norte argentino no solo sobrecogen sino que a muchos les parecen una innecesaria exposición. Pero desde que se mostraron el mundo se organizó en instituciones, ONG’s y miles de esfuerzos particulares para tratar de paliarla. Y voces como la del Papa se levantaron para denunciar esta vergüenza que muchos gobernantes tratan de esconder con un relato absurdo.

Hoy la Unión Europea anunció un plan de recepción y cuidado de los inmigrantes ilegales. No pudo seguir ignorando un clamor que comenzó en Lampeduza, se multiplicó en las costas de Libia y se hizo grito de guerra en Gibraltar. El cadáver de Aylan fue entonces un rayo de justicia en el diáfano cielo de la indiferencia.

Digame ahora, querido lector…¿no le falta algo a la foto que ilustra esta nota?