DE GOLPES BLANDOS Y OTRAS YERBAS

La nueva moda del gobierno es denunciar «un golpe blando» a partir de Nisman y la marcha del miércoles. Golpe es voltear un gobierno por la fuerza y violando la Constitución.

¿Puede un fiscal que cree estar frente a un delito y pide que se investigue ser tratado de golpista?, ciertamente no.

¿Puede una sociedad que se moviliza en silencio estar buscando voltear un gobierno por la fuerza?, ciertamente no.

¿Puede la prensa, aún en el paroxismo opositor, intentar derribar a un gobierno violentamente?, ciertamente no.

Entonces..¿dónde está el golpe?. Blando, duro o viscoso, ni hay golpe ni hay intención de darlo.

La Argentina está hoy claramente dividida entre un 70% de su ciudadanía que rechaza al gobierno, a sus métodos y a sus decisiones y un 30% que comparte total o parcialmente lo que ocurre.

Esto hace que las decisiones de una administración -que insólitamente mantiene mayoría absoluta en ambas Cámaras a pesar de esos porcentajes- se conviertan en oligárquicas, en la medida que quienes las toman lo hacen sin debate, sin consulta y sin siquiera escuchar la voz de esa inmensa mayoría descontenta.

Así las cosas sería el gobierno el que en algún punto está llevando adelante un golpe.

El «nosotros» de Cristina se asemeja mucho a aquella «civilización occidental y cristiana» a la que se dirigían las medidas autoritarias de las dictaduras argentinas.

El «ellos» que engloba al resto se parece a la ciudadanía privada de sus derechos individuales y colectivos de aquellas mismas épocas oscuras de nuestra historia.

Ocurre que el argumento, que puede esconder la victimización con destino de abandono del barco, no cabe a una mayoría que espera los próximos comicios para expresar su opinión y el turno presidencial por venir para tratar de recuperar el terreno perdido en orden a la calidad institucional y poner a caminar una Argentina productiva, justa y competitiva.

Así que si alguien quiere ver un golpe en ciernes no nos mire a «ellos» (nosotros) y comience a preocuparse por lo que se está gestando en la cabeza de «nosotros» (ellos).

Así de claro y así de obvio.