El subsidio que Venezuela destina a Cuba se está tornando cada vez más difícil de sostener para el gobierno de Nicolás Maduro, no sólo por el alto costo monetario que conlleva para un país en quiebra, sino por el gradual deterioro en la producción del crudo venezolano.
Informes publicados la semana pasada muestran que la producción de los tradicionales crudos medianos y livianos venezolanos ha caído en tal magnitud que la estatal Pdvsa se ha visto obligada a salir al mercado internacional a adquirirlos, situación que genera dudas sobre la sustentabilidad a largo plazo de regalar crudo por un lado, cuando por el otro hay que salir a comprarlo.
Para los expertos, que llevan años advirtiendo que Venezuela estaba matando a la gallina de los huevos de oro por la falta de inversión en la industria petrolera, la noticia de que el país contempla comprar crudo liviano argelino no causó gran sorpresa. «Están llegando al capítulo final de una Crónica de una muerte anunciada», comentó Horacio Medina, ex gerente de Pdvsa. «De hecho, tuvieron suerte, duraron mucho más de lo que se preveía, pero ya el destino los alcanzó.»
En una columna publicada la semana pasada, la diputada María Corina Machado coincidió. «Lo lograron. El país con las mayores reservas de petróleo del mundo ahora importa petróleo. Arruinaron el agro y la pesca, las industrias, la producción de café, de cemento, el turismo, el acero. Todo lo que toca este régimen colapsa. Sólo quedaba el petróleo.»
Según un informe de la agencia Reuters, Venezuela está considerando importar crudo por primera vez en su historia y podría usar el petróleo ligero de Argelia para diluir su propio crudo extrapesado. Pese a contar con las mayores reservas de crudo del mundo, Pdvsa ha estado comprando un volumen creciente de nafta pesada para mezclar con la extracción de crudo extrapesado de la Faja Petrolífera del Orinoco, su mayor región productora.
Estas mezclas se hacen para convertir el extrapesado en un producto exportable, en medio del declive de la producción de crudos medianos y livianos que antes se usaban como diluyentes y de retrasos en la construcción de nuevos mejoradores que pueden cambiar la calidad del crudo. Los crudos medianos y livianos que aún se siguen produciendo en Venezuela y los que podrían ser utilizados para realizar las mezclas son precisamente los que son enviados a Cuba, dado que son los únicos que las refinerías de la isla están en condiciones de procesar.
El que Venezuela ahora se vea obligada a comprar cantidades significativas de crudo para no utilizar los 120.000 barriles de su crudo de mejor calidad que envía a Cuba genera dudas sobre cuáles son las verdaderas prioridades del régimen.
Pero ante la grave crisis económica que golpea al país, con las góndolas de los supermercados vacías ante la falta de dólares para mantener las importaciones, la continuidad de ese subsidio entra en duda, no sólo porque representa varios miles de millones de dólares que el país necesita, sino también porque se trata de un crudo que Venezuela requiere para poder mejorar el que exporta.
«Hace ya mucho tiempo que Venezuela debió revaluar los acuerdos que mantiene con PetroCaribe», dijo Juan Fernández, ex director ejecutivo de Planificación de Pdvsa. Pero ahora, el que Venezuela se vea obligada a importar crudo debería servir como una gran campana de alarma. «Esas importaciones, en un país que dice tener las mayores reservas petroleras del mundo, es una de las más grandes contradicciones», dijo.
El problema está en que Venezuela, bajo los últimos 15 años de la «revolución bolivariana», sacrificó el mantenimiento y la expansión de la industria petrolera para sacarle el máximo provecho a la renta petrolera. Esa política, agravada por el despido masivo del talento de Pdvsa, ha llevado al mal manejo de las operaciones de explotación en los tradicionales campos petroleros, donde el país obtenía crudos livianos y medianos.
«No han podido levantar la producción. En la región Occidental, era de unos 1,3 millones de barriles por día. Hoy se estima que están por debajo de los 600.000. Ellos la habían compensado sobreexplotando en el oriente del país», comentó Fernández. Y esa sobreexplotación, realizada sin un adecuado mantenimiento, es lo que está ahora llevando a que la producción allí también disminuya.
Previamente, los planes de expansión conllevaban a incrementar la producción del crudo extrapesado en la región sur del país haciendo uso de un sistema para mejorar la calidad del crudo. Pero allí también se produce otro problema, comentó Jorge Piñón, director del Centro de Política de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Texas, en Austin. «El problema es que ellos tienen un cuello de botella en Venezuela porque los mejoradores no están funcionando. No se les ha dado el mantenimiento adecuado y los nuevos mejoradores que debieron ser construidos para ver procesar la nueva producción del Orinoco no se han construido», comentó. A ese descuido se le suma la falta de atención que sufren los campos tradicionales.
«Más de una tercera parte de su producción viene de los campos maduros convencionales, de donde sale la mayor parte del crudo liviano y mediano, y esos también tienen problemas porque la producción convencional tradicional está bajando y eso es crítico para el país», agregó Piñón.