DEMASIADOS ERRORES Y DEMASIADOS CAPRICHOS

Si Cristina se hubiese propuesto complicar a su partido de cara a los comicios no pudo haberlo hecho mejor. Cada elección ha sido hasta ahora un error que se hará difícil remontar.

En La Pampa, en Mendoza, en Capital y en Río Negro los elegidos de la Presidente estuvieron cerca del papelón y muy lejos del podio. Pese al pedido de sus seguidores Cristina terminó imponiendo su elección y todo terminó en estruendoso fracaso.

En Sante Fe el candidato menos querido por la Rosada terminó haciendo una elección espectacular que si bien no le alcanzó para triunfar dejó abierto un surco que el peronismo podrá cosechar en los próximos meses. Claro es que Perotti sembró una semilla opuesta a la que le alcanzaban desde Buenos Aires; su mensaje fue de diálogo y se esforzó por acercarse mucho más a Scioli que a La Cámpora.

En la provincia de Buenos Aires se acumularon los errores más graves de conducción presidencial. Si no hubiese pretendido utilizar a Randazzo tan solo para molestar a Daniel Scioli y lo hubiese jugado de entrada como candidato a la gobernación es muy posible que por estas horas el peronismo podría ya estar disfrutando de un triunfo anticipado.

Pero en un juego que pretendió ser maquiavélico y terminó pareciéndose a un mal capítulo de los Simpson, Cristina no comprendió que su Ministro del Interior no era un muñeco articulado y se quedó con aquellas propuestas que, tan solo para hacer presencia, había inventado en las figuras del impresentable Aníbal y el anodino Julián Dominguez.

Y ahora todo tambalea; la provincia y su propio liderazgo.

Porque gano o pierda el peronismo en octubre ya todos saben que Cristina es una pésima conductora y que sus decisiones marchan casi siempre por la ruta equivocada.

No son solo las candidaturas; es también el campo, Bergoglio, Clarín, Lousteau, Boudou, Timerman, Hebe y Schocklender, Milani, Venezuela y Cuba, Grondona….y sigue la cuenta.

Cada capricho presidencial ha sido un incordio al que los triunfos podían maquillar. Pero frente a la derrota las cosas son distintas.

Y ya muchos en su cercanía hablan de eso en voz cada vez más alta.