Donald Trump enfrenta a la realidad de su escaso poder político

El presidente sabe ahora que no podrá gobernar a su antojo. El fracaso de su plan de salud representa un freno a la virulencia de los primeros meses y lo pone de cara a la necesidad de negociar.

El destino de la presidencia de Donald Trump puede depender del próximo movimiento.

Su fracaso para hacer realidad una promesa central de su campaña de derogar y sustituir el Obamacare -incluso con el monopolio del Partido Republicano en el poder en Washington- ha dejado a la Casa Blanca tambaleándose.

Trump y sus asesores deben reagruparse y tratar de evitar otra debacle legislativa con respecto a su próximo gran problema: la reforma fiscal. Lo harán sabiendo que una segunda derrota podría estrangular a su presidencia.

Los ayudantes de Trump habían considerado la reforma de salud como una fácil victoria temprana.

Pero la ignominiosa derrota del viernes debilitó gravemente el presidente, y dejó como una declaración vacía sus comentarios anteriores de que él es el único negociador que puede cambiar Washington.

Trump sorprendió a algunas de las personas más cercanas a él con su reacción al colapso de la reforma sanitaria. No se desahogó ni mostró rabia. En cambio, contempló «triste y tranquilo» desde la Oficina Oval su primer golpe, infligido por el pantano de Washington que había prometido drenar, dijo una fuente con información privilegiada.

El presidente estaba muy consciente de que falló en un tema que despierta pasiones entre su base política. También era consciente de que el desastre en la reforma sanitaria haría su misión para derribar el gigante paquete de impuestos mucho más difícil, dijo la fuente.

«Hace que sea más difícil seguir adelante», dijo un asesor de Trump.

Otro alto funcionario del gobierno dijo a CNN que la reforma tributaria podría ahora tener una «versión más pequeña» de lo que originalmente se planeó y se explicaría al público que, debido a que la derogación de Obamacare no sucedió, hay «miles de millones de dólares menos».

Ya con un ojo puesto en las elecciones de medio término, que normalmente hacen daño al propio partido del presidente, algunos de los asesores de Trump temen que la supervivencia del Obamacare proporcione un punto de encuentro para sus enemigos políticos.

«Los demócratas se sentirán envalentonados y su base se sentirá envalentonada», dijo un alto funcionario del gobierno.

¿Se acabó el capital político?

Algunas encuestas muestran que el índice de aprobación de Trump por debajo del 40% ha socavado la influencia de la nueva presidencia, lo que hace que sea todavía más difícil impulsar ambiciosos proyectos de ley.