Richard E. Glossip fue sentenciado a muerte por el homicidio del dueño del motel donde trabajaba en 1997. Dudas en torno a su culpabilidad y el pedido del Sumo Pontífice para evitar su ejecución.
El caso de Richard E. Glossip, el preso condenado a muerte en Oklahoma, Estados Unidos, no es uno más. Las dudas en torno a su culpabilidad llevó a activistas contra la pena capital a reclamar su liberación por considerarlo inocente.
La orden de ejecución contra Glossip, de 52 años, incluso llegó al papa Francisco, quien durante su gira por Estados Unidos pidió a las autoridades locales que fuera retirada la sentencia.
Aunque la gobernadora Mary Fallin informó que la suspensión de la ejecución se debió a ciertas dudas que persisten sobre uno de los productos utilizados en la inyección letal, este miércoles se supo que el Sumo Pontífice había enviado una carta para solicitar que las autoridades dieran marcha atrás con su decisión.
El acusado fue sentenciado a la pena de muerte por el asesinato de Barry Van Treese, quien fue golpeado hasta morir en un motel de Oklahoma del que era dueño. El hecho ocurrió en 1997.
En ese momento Glossip, padre de dos mujeres –Christina y Erica– y casado con Jackie, trabajaba en el motel reparando averías.