La estrategia del gobierno quedó definida en las últimas horas en Chapadmalal. De acá en más todo el poder a La Cámpora y la implantación de «estado de excepción».
Los seis integrantes de una «mesa chica de emergencia» no se pusieron de acuerdo. Dos de ellos consideran que el planteo presidencial es «una locura de arrebato» (sic) y no están dispuestos a acompañarlo.
Alguno de ellos anunció además que en las próximas horas abandonará el barco y lo hará pegando un portazo que hará mucho ruido.
Pese a ello la nueva estrategia se puso en marcha inmediatamente.
Lo primero era que la propia Presidente anunciara una ruptura formal con el Poder Judicial a los efectos de generar, ahora si, un conflicto de poderes que le permitiese dictar el estado de excepción.
Y lo hizo con un largo comunicado en las redes sociales en el que denuncia un golpe y acusa a la justicia de haberse puesto a espaldas de la Constitución.
Dos elementos que serán la justificación de la ruptura de la normalidad institucional y la unificación del poder en su persona, lo que ocurrirá en el transcurso de los próximos días. Cuenta para ello con el aval de un Congreso en el que mantiene mayoría absoluta y cuyos integrantes están siendo citados por estas horas de urgencia a Buenos Aires.
No solo la cuestionó la magnitud de la convocatoria del #18F, sino que la definió como «marcha opositora» y «destituyente», con el objetivo «oculto e implícito» de ser «el bautismo de fuego del Partido Judicial».
A lo largo de su extenso texto, que publicó este mediodía en las redes sociales, la mandataria analizó que el grupo de fiscales que convocaron la movilización es la «aparición pública e inocultable del Partido Judicial», «nuevo ariete contra los Gobiernos Populares, que suplanta al Partido Militar en el rol que, en el trágico pasado, asumiera respecto de Gobiernos con Legalidad y Legitimidad democrática».
«Ya no se trata de golpes violentos que interrumpen el funcionamiento de las instituciones y de la Constitución. La modalidad es más sofisticada. Articula con los Poderes económicos concentrados y fundamentalmente con el aparato mediático monopólico, intentando desestabilizar al Poder Ejecutivo y desconociendo las decisiones del Legislativo», sostuvo la jefa de Estado.
En este sentido, definió al Partido Judicial como «un súper poder por encima de las instituciones surgidas del voto popular», como la Presidencia, cargo que detenta, o el Poder Legislativo.
En su reflexión, la Presidenta comparó la marcha del miércoles con las realizadas en 2004 por Juan Carlos Blumberg, y en 2008 por las patronales del campo, y citando la cantidad de gente que en ese momento calcularon los diarios Clarín y La Nación, aseguró que la cifra de 400 mil asistentes el miércoles resulta «patéticamente absurda y políticamente armada».
«Las fotos y sus perspectivas, sus propios textos, los lugares físicos comunes ocupados y su capacidad tornan demasiado grosera la mentira», caracterizó.
En su explicación al por qué de la presunta distorsión de las cifras, la mandataria aseguró que el Partido Judicial debe aparecer con «respaldo masivo» (no popular, concepto impensable para los que concurrieron al evento) que avale y de aires de legalidad a cualquier mamarracho judicial, independientemente de lo que digan las leyes, los códigos de fondo y de forma y hasta la mismísima constitución».
Cristina ha decidido quedarse, imitar a Maduro y demoler la república.
Y la cuenta regresiva ya empezó.