La herencia literaria de Adolfo Bioy Casares vive más que nunca estos días en Argentina con motivo del centenario de su nacimiento, hoy 15 de septiembre
La obra del ganador del premio Cervantes en 1990 (Buenos Aires, 1914-1999) es celebrada en su ciudad con conferencias sobre su literatura, ciclos de cine basado en sus libros e incluso el rescate de su faceta como fotógrafo.
Aunque Bioy Casares siempre ha estado presente en las letras argentinas y latinoamericas, este año sus lectores viven una especie de reinvención de quien abordara la literatura policial, fantástica y de ciencia ficción, además del ensayo. Un ciclo de películas que adaptaron algunas de sus obras y las de su compatriota Julio Cortázar (Ixelles, Bélgica, 1914-París, 1984) se ha titulado Diálogo de centenarios y se puede disfrutar en el Museo del Cine de Buenos Aires desde el pasado día 6 hasta el próximo 28. Ese día comenzará en el Centro Cultural San Martín una muestra de las fotografías que como aficionado había sacado Bioy Casares. Mientras, hoy concluye en la Biblioteca Nacional una serie de conferencias sobre quien escribiera libros con su gran amigo Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899-Ginebra, 1986).
Una muestra indaga en una faceta más oculta, la de fotógrafo aficionado
En el Museo del Cine ya se ha proyectado Invasión, de Hugo Santiago, con guion redactado por él, Bioy y Borges, y el estreno de En memoria de Paulina, ópera prima de Alejandro Areal Vélez, que se basó en un cuento homónimo del escritor. El próximo sábado se podrá ver la adaptación al cine de la novela El sueño de los héroes bajo la dirección de Sergio Renán. El 28 se ofrecerá Dormir al sol, la película de Alejandro Chomski sobre otra novela del autor argentino.
“Bioy estaba fascinado por la ciencia de antaño. Hay críticos que todavía lo incluyen dentro de la ciencia ficción. Eso es polémico, porque si vamos a hablar de ciencia ficción en Bioy, deberíamos hacer una sutil corrección y decir retro ciencia ficción”, dice Soledad Quereilhac, doctora en Letras, investigadora y colaboradora del periódico La Nación y esposa del ministro de Economía argentino, Axel Kicillof. “A Bioy le interesan los elementos residuales de una ciencia que es propia del periodo de entre siglos, cuando se produjo ese raro maridaje entre lo material y lo espiritual, cuando muchos científicos empezaron a interesarse por los médiums, la telequinesis y esas cosas”, agregó en una conferencia Quereilhac. En esto, añade la experta, Bioy se diferencia mucho de Borges, “porque le interesan esas bizarrías científicas”. “Si uno piensa en La invención de Morel o Plan de evasión, verá que hay una lógica residual, cientificista, pero en claro cruce con lo espiritualista, abundan las explicaciones de los fenómenos, algo que Borges directamente no valora”. Recordó que en Bioy se busca la racionalización de la experiencia.
A la literatura de los principales cultivadores del relato fantástico argentino —Borges, Bioy, Silvina Ocampo (esposa de Bioy) y Cortázar—, el escritor Carlos Gamerro prefiere llamarla ficción barroca. Y asegura que ha sido frecuentemente leída como una reacción a la llegada del peronismo, “irrupción que había vuelto patente el ocaso de la clase dirigente a la que ellos pertenecían”. Recalcó que donde difieren estos cuatro autores es en su respuesta a esa invasión: “En Borges, una de ellas es dar pelea. Silvina y Bioy eligen la estrategia inversa de pasar inadvertidos”.
Además de los análisis de su obra, se recuperan filmes con guiones suyos
Con voces de diferentes investigadores y críticos, Buenos Aires ha recordado estos días la primera etapa fantástica y borgeana, de Bioy Casares, al igual que su segundo periodo de autonomía estética, su narrativa breve y sus obras en colaboración, incluidas las que que escribió con Borges, como Seis problemas para don Isidro Parodi, Dos fantasías memorables, Un modelo para la muerte, Cuentos breves y extraordinarios, Libro del Cielo y del Infierno, Crónicas de Bustos Domecq y Nuevos cuentos de Bustos Domecq.
Hoy, día del centenario, en la Biblioteca Nacional se hablará de su libro póstumo Borges y otros escritos autobiográficos. Como cierre de la conmemoración, a finales de mes abrirá la exposición El lado de la luz, Bioy fotógrafo. Se verán imágenes que el escritor tomó en la intimidad entre 1958 y 1971, algunas de su familia, unas de su piso en el aristocrático barrio de Recoleta y otras del mundillo cultural que pasaba por ahí. Testimonio de los años Bioy.