El fiscal Carlos Stornelli es un caso testigo: su cargo judicial y su relación con Boca no excluyen la intención de volver a la política. Amenazas, aprietes y chantajes desde el gobierno y las barras.
Dos fiscales federales quedaron en el medio de la tormenta por el escándalo del Boca-River del jueves último. Carlos Stornelli y Raúl Plee comparten además de su función judicial responsabilidades en materia de seguridad en Boca.
El caso de Stornelli es el más llamativo porque a su ausencia prolongada en los tribunales de Comodoro Py se suma también el hecho de que desde el jueves le dice a todo aquel que lo llama que en Boca también declinó sus funciones hace ya dos meses.
Es una ausencia fríamente programada. Stornelli se borra de Boca y de su fiscalía porque quiere volver a la función pública, a un cargo político, y para él eso ya está descontado porque tiene buena relación tanto con Mauricio Macri como con Daniel Scioli, de quien incluso fue ministro de Seguridad pero luego dejó el cargo por el caso Pomar y por sus internas con la Bonaerense.
Pero no todo es política y cargos. En Boca, cerca de Daniel Angelici, se comenta que Stornelli es víctima de algún tipo de apriete por una supuesta vinculación con la violencia en el fútbol, especialmente la barra de Boca. Cuando a Angelici le preguntan por el autor de la extorsión, solo responde: “Stornelli es el fiscal a cargo del caso Hotesur”.
Stornelli fue además uno de los organizadores de la marcha del 18F, organizada por la muerte de Alberto Nisman. A diferencia de otros colegas, el fiscal calculó bien los tiempos y después de la marcha se alejó de la escena que con el paso de los días se embarraría con historias de modelos cotizadas y cuentas en el Merryl Lynch de Nueva York, financiadas en parte por fondos del Estado.
Otro de los organizadores de esa marcha pero que mantiene su rol en Boca es Plee, que por estas horas indaga en la interna del club luego de que le pasaran el dato de que la pirotecnia habría ingresado al estadio camuflada en material de cotillón de la campaña de José Beraldi, empresario del rubro del Transporte, que tiene chances de suceder a Angelici. Beraldi, aunque no lo dirá en público, tiene relación con el vicepresidente Amado Boudou.
Las teorías conspirativas se adueñaron de la actualidad de Angelici que ve en lo ocurrido el jueves último una maniobra para desestabilizarlo y en la cual podría haber participado el kirchnerismo que promueve en su reemplazo dos formulas, una encabezada por Jorge Ameal y la otra por el sindicalista Víctor Santa María.