EL FIN DEL SUEÑO POPULISTA

Maduro jaqueado por las protestas, Correa con los indígenas en pie de guerra, Dilma pierde hasta el apoyo de los propios. El populismo latinoamericano en jaque. ¿Mensaje para Cristina?.

Los populismos no la pasan bien en América Latina. Aquellos tiempos de vacas gordas, en los que la economía mundial crecía sin límites y arrastraba como una locomotora a quienes hacían las cosas bien y a quienes las hacían mal, se terminaron.

Junto con las estrecheces apareció la vieja regla de juego que los tiempos no han podido ni han querido cambiar: quienes insisten en los errores, termina fracasando.

Es casi ocioso enumerar esos errores. Deberíamos hablar de la equivocación de perseguir al capital privado -nadie está más interesado en invertir bien y administrar mejor que el que lo hace con su propio dinero- y también del viejo vicio de gastar más de lo que se produce.

O también de esa insana costumbre populista de creer que las cosas son como se cuentan y no como son.

Pero lo realmente importante es detenernos una vez más -el populismo es una lección no aprendida de la historia de la región- en la penosa caricatura intelectual de terminar de aceptar como real la propia mentira.

Maduro y antes Chávez mintieron, mintió Correa, mintió Dilma, mintió Ortega, mintió Evo creyendo en una plurinacionalidad a la que no aportó más que slogans y bijouterie…y mintió Cristina.

Fueron Bolívar y sus delirios en vez de ser San Martín y aquella convicción constitucional que lo llevaba a prestar más atención a las instituciones que a los hombres.

Hoy sus países, nuestros países, encaran el tiempo del ajuste mundial sin reservas, sin trabajo, sin calidad de vida y sin seguridad alguna en sus instituciones.

Como tantas veces antes y como tantas que sobrevendrán si no aprendemos por fin la lección.

América Latina, una región en la que la «liberación» por vía del discurso termina siempre en la «dependencia» por el camino de la necesidad.

Y así antes, así ahora….¿y así hasta cuando?