La realidad económica mundial parece haber tenido mucho más éxito que las presiones políticas para lograr cambios de base en el FMI.
La cláusula suelo ha llegado a los créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo, que tiene que tomar prestados recursos a sus países miembros para poder a su vez conceder créditos a otras naciones, ha modificado su forma de calcular los tipos de interés que se aplican a ambos flujos debido a que los fuertes estímulos de los grandes bancos centrales han dejado el precio del dinero en prácticamente cero y eso podía dificultar la financiación.
El Fondo ha cambiado el cálculo del tipo de interés de los llamados Derechos Especiales de Giro (GED) —una suerte de divisa propia de la institución— y ha fijado un umbral mínimo en el 0,050%. Este interés es el que el Fondo paga a los países que le prestan y, para cobrar a los da el crédito, añade un diferencial.
Como el valor de estos DEG está basado en una cesta de cuatro monedas [dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina y el yen japonés], su tipo de interés depende en una media ponderada de los tipos de las divisas y, con la actual expansión monetaria y esos tipos oficiales en suelos históricos, los acreedores podrían recibir intereses cero o negativos. Así, el Fondo ha optado por introducir un tope que garantice una rentabilidad mínima. También ha mejorado la precisión con la que calcula los tipos y ha ampliado el redondeo de dos a tres decimales.
Sin cambios a corto plazo Los tipos de interés del DEG se revisa semanalmente y esta suerte de cláusula suelo está activa desde el 27 de octubre, de modo que la tasa oficial a 30 de octubre ya está en ese 0,05%. Sin la cláusula, la tasa hubiese sido del 0,0310%. El dato de septiembre deja ese interés en el 0,04%, por debajo del nuevo tope, si bien en agosto estaba en el 0,070%.
El escenario antes de la Gran Recesión es radicalmente distinto: en octubre de 2007, el interés de esos DEG era del 3,87%. A finales de aquel mes los tipos de interés de EE UU estaban en el 4,5%, los de la UE en el 4% y los de Japón en el 0,5%.
Ahora todos están cercanos a cero y no parece que la tendencia vaya a cambiar radicalmente a corto plazo ya que la Reserva Federal de EE UU (Fed) ha puesto fin a la compra masiva de activos como estímulo, pero aún no ha elevado los tipos. Japón ha anunciado esta semana que acelera sus inyecciones monetarias, lo que tampoco permite presumir un cambio del precio de dinero.