Una grave denuncia de vecinos de la calle Azopardo al 6500 que dicen estar viviendo una pesadilla por la presencia de personas dedicadas al comercio de drogas.
Nadie los escucha, nadie los protege y como en tantos otros casos el miedo va ganando la vida de personas decentes que hasta la llegada al barrio de los denunciados acostumbraban disfrutar una vida de paz y de trabajo.
En diversas ocasiones se dirigieron a las autoridades policiales para denunciar no sólo las actividades ilícitas que se desarrollan en el lugar sino también la actitud agresiva de sus moradores, poseedores de dos violentos perros de raza pitbull con los que amedrentan y en ocasiones atacan a quienes suponen con ganas de concurrir a la justicia.
Los vecinos están asustados y tienen razón. ¿Quién va ayudarlos si la policía mira para el costado y la justicia no les garantiza la seguridad que necesitan frente a este tipo de accionar criminal?.
Un caso más, de los muchos que aparecen cada día, en el que el ciudadano honesto queda a expensas de la criminalidad y sus complicidades en la estructura del estado.
Pero ahora la denuncia es pública y alguien tendrá que responder.