El Minella rendirá homenaje al periodista Mario Trucco

Por José Luis Ponsico (*) –  Será emocionante ver el nombre y apellido Mario Trucco en el impactante paisaje del Estadio Mundialista «José María Minella»

 

José Luis Ponsico

Corrían los años´60. Mar del Plata conocida como «La Perla del Atlántico» esperaba la llegada de la televisión. Canal 8 tuvo estreno recién el 18 de diciembre. Las dos emisoras de radio, LU6 y LU9 acaparaban la atención junto a grupos de teatro de buena parte de la cultura marplatense. Por entonces, ya sobresalía Mario Trucco, por lenguaje florido, periodista sabio y culto.

 

Pasaron algo más de sesenta años, el gran Mario cubría los Juegos Olímpicos del 60 en Roma, Italia, en un viaje soñado como muchos años más tarde comentaría -rueda de amigos- en la casa de construcción canadiense, zona del barrio de Constitución de Andrés Soto, colega histórico junto a Vicente Ciano que acompaña al legendario Mario en la etapa del reconocimiento.

El propio Soto se encargó de grabar no hace mucho una entrevista maravillosa de Eduardo Zanoli, por Radio Brisas, en uno de los tantos reencuentros de Mario con colegas marplatenses. Eduardo, a su vez, cumpliendo 55 años de sus primeros «pininos» junto al recordado Jorge Marchesini, cuando ambos animaban los carnavales (3.000 personas) en el Centro Asturiano, 1967.

Mario trucco y el Cholo Ciano: historia viva de amistad y periodismo

«Desde mís comienzos, enero del 48, que supe que lo mío sería el periodismo» contó Mario, que ya pasó los 90 años de edad y se encuentra en las vísperas de otro gran reconocimiento: El Concejo Deliberante del Partido de Gral. Pueyrredón honrará a Trucco con su nombre y apellido una de las Tribunas del Estadio Mundialista «José María Minella». Un acto de Justicia.

El repaso es conocido por los veteranos del periodismo local. Esto es, Mario Trucco casi de pantalón corto -o poco menos- un ascendente cronista deportivo en el diario «La Mañana» cuyo origen tuvo clara orientación con el impacto del primer gobierno de Perón y Evita. Según se recuerda.

Sus relaciones de toda la vida, de pronto aparecen nombres y apellidos como Helmer Uranga, Antonio Freire, aquéllos hombres del oficio periodístico que oficiaron como Maestros, auto-didáctas, en tiempos que no existían Escuelas de Periodismo. «Los que llegábamos aprendíamos de los que estaban. Era cuestión de elegir bien al que nos pegábamos», comentó Mario.

De las cien anécdotas del gran periodista aparecen algunas de sus primeros tiempos. «Mario, interrumpió el autor de éstas líneas “¿cómo fue aquélla historia del árbitro de fútbol, enojado, que te fue a buscar a la redacción del diario La Mañana?” indagó el que escribe.

«Siempre la cuento: fue mí primera experiencia de muchachos que creía que sabía más de la cuenta. El árbitro Baeza, apellido, un tipo grandote, bravo de carácter. En un partido que cubrí para el diario, en Primera B y cuando tenía yo cerca de 19 años, el referí marcó una infracción en la línea de gol; casi adentro del arco. En lo que parecía algo insólito», evocó.

Trucco con colegas y gente del Círculo de Periodistas Deportivo en la tribuna que llevará su nombre

«El Negro Uranga a cargo de Deportes pide para completar un recuadro, suplemento del domingo, al toque recuerdo lo del juez y su fallo. “Hacé algo cortito. Para un recuadro” orientó el siempre recordado Helmer Uranga, luego histórico jefe de Deportes en La Capital, años 60 y 70.

«Baeza: indirecto en la línea de gol; hágame el favor» decía el título. Al día siguiente apareció en grandote Baeza con copia del reglamento bajo el brazo. Uranga que me avisa: “Mirá que vino Baeza enojado y quiere hablar con el autor del recuadro”.  Pues bien puse la cara y recibí una reprimenda clásica de joven cronista que ignoraba muchas cosas. Entre otras, el artículo».

«Ocurre que el árbitro tenía razón. También el impacto que tenía el periodismo en un tiempo donde no había televisión y lo escrito “siempre queda” Baeza tampoco sabía que se iba a encontrar con un bisoño. Creo que me perdonó la vida» siguió el periodista que estuvo como comentarista del mítico «Fioravanti» (Joaquín Carvalho Serantes) a mediados de los´60.

Tiempo de oro junto al «Maestro» Fioravanti

«Tiempos de la «Cabalgata Deportiva Gillete». Estar con el «Maestro» «Fioravanti» no sólo alcanzar como dicen las chicas jóvenes “el Cielo con las manos”, suponía el «Master» en Periodismo radial. El genial relator, libro abierto, capaz de armar con poesía la vivencia de una jugada, fuera gol o no. Un enorme placer estar con él» avanzó Mario, aquélla tarde de lluvia.

Zanoli no se quedó atrás. Recordó al Mario Trucco menos conocido. Alumno del Colegio Normal. Un joven Maestro de Escuela  en una Mar del Plata, los 50, que no llegaba a 250 mil habitantes. «Donde apenas el 15% nativos de la hermosa ciudad», dijo.

En la apertura, Eduardo evocó a otro conductor con historia: el Negro Guillermo Brizuela Méndez.

«Pudo ser el que dijo, después de Homero Manzi, si uno quiere escribir un tango es como tirarse a una pileta vacía», en la expresión de Zanoli, cuando Mario repasaba su vida profesional y el autor de «Sonido desde la Costa» desde 1970, decía algo sobre el mismo tema. O recuerdo. Un Zanoli reconocido como otro protagonista de la cultura marplatense.

El «tercero en la cita» José Andrés Soto, popular «Uwe Seeler» para los viejos amigos y colegas del periodismo local, su «9» en la espalda lo situaba, por su peso y juego -condición de Tanque, a la hora de defender la pelota y levantar la cabeza- en memorable partido en Camet, Villa Marista, en marzo del 71.

«Mario natural capitán de un equipo donde entre otros estuvieron -la cita, Periodistas Marplatenses 3 Periodistas Porteños 2- en mediodía lluvioso, tuvo de un lado y de otro, a Juan Carlos Morales, Luis Vecchiarelli, Vicente Luis Ciano, Armando Fuselli -hizo dos goles- al que escribe, autor del otro; Eduardo Cao, Jorge Tauler, Julito Abraham, hijo del célebre «Pivot en el Deporte».

Ya el Concejo Deliberante había rendido el homenaje a este periodista símbolo de la ciudad

Enfrente, a Beto Devoto (Norberto Gutiérrez), Héctor Vega Onesime, Fernando Niembro, Néstor Ibarra, José María Otero, Pablo Zaro, Luis Hernández, Américo Rial bajo el arbitraje del árbitro -por entonces en actividad- Miguel Oviedo, conocido como el Negro Oviedo, al que los periodistas visitantes le hicieron fuertes reclamos. Al punto de pedir una revancha que fue negada.

Mario en la vida y en el periodismo, «5» en la cancha, equipo ganador. «Me calificaste de «Pipo» (Néstor) Rossi» dijo al cronista «lo cuál agradezco mucho, sabiendo que siempre estuve en vereda opuesta a los colores con el caudillo de River. Pero (Ubaldo) Rattín nunca tuvo la clase de Pipo» reconoció en inolvidable amistoso, instancia en Torneos de Verano, fines de los 60.

No hace mucho por idea y realización de otros del antiguo periodismo, aún vigente en el trazo de escribir con investigación y decir con el cuidado del lenguaje, dos «actuales» José Luis López y Alfredo Peláez pusieron en marcha un Foro Periodistas de Siempre, donde Mario se erige en una bandera. Una veintena se reúne cada dos meses y desgranan la vida de cada uno.

Mario se sienta al lado de Oscar «Coqui» Gastiarena, legendario jefe de Redacción primero en La Capital, luego El Atlántico. Cerca de Ciano y Soto. En medio de una admiración generalizada por los nombrados que jugaron -los sobrevivientes- sumados a otros ilustres como Julio Petrarca, Hugo Alfonso, Roberto Molina y el referente de la cultura «Nino» Ramella, sin olvidar a Zanoli.

Al que en medio de bromas, alguno a la pasada, sabiendo que cultiva humor sano, paciente, en referencia a los 50 años de radio en la primera hora de la tarde, cuando «La Feliz» descansa, lo mima al toque y dice: «Eduardo Zanoli si hicieras tu ciclo en la Italia del Sur, serías un «charlista» más que un periodista. Ante la risotada del «Flaco» Arias, otro legendario.

Será emocionante ver el nombre y apellido Mario Trucco en impactante paisaje del Estadio Mundialista «José María Minella» Hace unos años, el zurdo Víctor Legrotaglie, 85 años, gran ídolo del fútbol mendocino, cuando vió su nombre y apellido en la puerta del Estadio Gimnasia y Esgrima, Mendoza, dijo: «Quedé paralizado. Tanto que cuando ingresé estaba el partido empezado»

(*) Columnista de Libre Expresión, La Señal Medios, Mundo Amateur y Agencia Nacional y Popular.